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Érase una vez … un país en el que la mayoría de los programas de desarrollo de habilidades blandas (soft skills)

-como por ejemplo los relacionadas con el liderazgo, la gestión del cambio o la influencia lateral - se diseñaban y realizaban con metodología andragógica y, además, medían sistemáticamente los cambios conductuales y actitudinales correspondientes a las habilidades trabajadas durante los talleres que, obviamente, eran realizados con metodología de aprendizaje experiencial.

No fue sencillo llegar a este nivel de efectividad. Los agentes del cambio que tuvo lugar fueron los responsables de las áreas de Aprendizaje y Desarrollo de las empresas -antes denominados Formación y Desarrollo- que trabajaron muy duro para, primero, transformar su mentalidad pedagógica en andragógica.

Ese cambio de paradigma les permitió acceder a una perspectiva diferente: su nueva misión no era formar a los empleados sino facilitar su aprendizaje, cambiando su enfoque push por otro pull al comprender, y aceptar, que el responsable del aprendizaje y desarrollo es el propio empleado.

Así fue como los formadores se transformaron en facilitadores de aprendizaje y d comenzaron a co-diseñar y realizar talleres utilizando metodología de aprendizaje partiendo de la experiencia de los participantes.

El proceso de cambio culminó con la puesta en práctica sistemática de la medición de los cambios conductuales y actitudinales que conformaban esos programas. Habían entendido que el conocimiento no garantizaba esos cambios y que era necesaria la práctica continuada, el feedback 360º y la medición sistemática de los logros.

Los comités de dirección de sus empresas reconocieron los resultados de ese cambio y tomaron conciencia de la contribución del Capital Experiencial de sus organizaciones en la mejora y sostenibilidad de los resultados operativos. La consecuencia más notoria es su nivel de involucración en los programas y su apoyo presupuestario.

De esta forma los responsables de Aprendizaje y Desarrollo consiguieron posicionarse como partners estratégicos de negocio y cuando se reúnen en las convenciones profesionales que celebran anualmente les parece mentira recordar que ese cambio trascendente empezó con la implantación de un simple programa piloto… allá por el año 2018.

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