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Ante esta situación, son muchas las ayudas y prestaciones que se han aprobado desde que se decretara el estado de alarma el 14 de marzo de 2020 para tratar de mitigar los efectos del COVID-19, y desde muchos ámbitos. Destacamos la siguiente flexibilización del cese de actividad y los ERTE, así como el aplazamiento de impuestos y las cotizaciones a la seguridad social, entre otras medidas.

Pero quizás la que ha sido más relevante es la cesión a la banca, que ha preconcebido más de 70.000 millones en créditos destinados a autónomos, pymes y grandes empresas. La Línea de Avales se aprobó con una dotación de hasta 100.000 millones de euros, a través de las líneas ICO, sumadas a las ayudas autonómicas para trabajadores autónomos y pymes.

En este escenario es importante para cualquier empresa, sea pequeña, mediana o grande, poder acceder a estos recursos y ayudas, pero sobre todo disponer de unos buenos presupuestos y proyecciones financieras que le permitan salvar el periodo de reactivación de la economía en todos los sectores. Llegar a dicho estado solo lo podrán hacer aquellas empresas que hayan planificado muy bien su hoja de ruta.

En ese caso la ayuda y el soporte de una buena asesoría se hace imprescindible.


LA OPINIÓN DE LOS EXPERTOS

Miquel Valls Durán (Asesor Fiscal y Fundador de Miquel Valls Economistes)

El Gobierno aprobó las líneas ICO de financiación para empresas avaladas por el Estado en un 80%, éstas habrán evaluado sus necesidades de financiación con previsiones de facturación nulas o mínimas. Para cada sector este período de parálisis de actividad va a ser diferente, en algunos casos serán 60/90 días, pero en otros – como el sector turístico- puede alargarse varios meses.

Pensemos que no será “el día después” sino “el período después” ya que el proceso de recuperación económica será lento y progresivo. Aconsejamos ser muy prudentes y pecar por exceso ya que además estas financiaciones lo son a cinco años y la comisión de cancelación – en su caso- no supondría una grave penalización. Hay que tener en cuenta además el posible aumento de impagados.

El tipo de interés es el 1.5% aunque algunas Entidades han aplicado tipos superiores e incluso solicitando avales personales. Deberían servir para ayudar a las empresas y no para beneficiar a la banca.

Javier Quílez García (Socio-Director en GEFICE-ASESORES DE EMPRESA)

Todas las empresas, en mayor o menor medida, debido a la situación generada por el COVID19, necesitan de financiación para ganar tiempo hasta que se pueda activar de nuevo la economía.

Tenerse que financiar no es sinónimo de una mala gestión empresarial, ya que esta financiación se tiene que buscar por una falta de ingresos, sin posibilidad de corregirlos, debido a la obligación de cerrar las empresas por el estado de alarma.

Todas las entidades públicas han puesto en marcha programas de financiación, principalmente canalizadas a través de las entidades bancarias, en donde han ofrecido su aval para garantizar que el crédito no quede frenado por falta de garantías.

El problema está, en que, por cuestiones de exceso de burocracia, esta financiación no está llegando de una manera rápida y por lo tanto está perdiendo la efectividad necesaria.

Que llegue a tiempo es esencial para la subsistencia del tejido empresarial.

Axel Yildiz Kalayci (Socio Director en Font & Yildiz)

Hoy en día unos estados financieros revisados por un profesional pueden marcar la diferencia a la hora de conseguir financiación que ofrece el Estado. Pero ¿qué sucede cuando una empresa pasa por un momento financiero delicado? ¿Qué analizan los bancos para otorgar financiación?

Es indiferente el sector en el que la empresa desarrolla su actividad, no debe figurar en situación de morosidad en el CIRBE, no debe estar sujeta a un procedimiento concursal y sobre todo, debe justificarse que la financiación es para realizar pagos de salarios, facturas, alquileres, obligaciones tributarias, en definitiva, demostrar la necesidad de circulante. Unos fondos propios y un resultado positivo del ejercicio anterior también benefician a la concesión.

No obstante, cabe preguntarse la necesidad real de acudir a financiación ajena cuando existen otros métodos como transformar deuda por capital social, aumento y reducción simultáneos de capital o realizar aportaciones de socios sin aumentar el capital.

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