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La actividad económica chilena (Imacec) retrocedió un 3,3% en noviembre, lo cual es malo malísimo, pero atendiendo a los sucesos acontecidos desde el pasado 18 de octubre a la fecha, los expertos lo consideran “ligeramente mejor” a lo esperado.

En octubre pasado la caída fue de un 3,4%. Para el último mes del año recién concluido, anticipan un repliegue menor, o incluso la posibilidad de un ascenso por sobre el 1,5%. De darse este resultado la economía chilena habría crecido en 2019 en torno al 1%, apoyado, principalmente, por el buen hacer habido en los primeros nueve meses del ejercicio anual. Con todo, sigue siendo el espacio político el que continuará acaparando la mirada desde dentro y fuera del país.


Por su parte, el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, refiriéndose al decrecimiento de la actividad indicó que “estamos en un momento económico complicado, eso no ha cambiado”, dijo. “Durante el 2020 debiéramos tener un año con un crecimiento bajo, entre 1% y 1,5%”, puntualizó.

Materia muy esperada eran los datos relativos a las cifras de empleo. El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) comunicó que en el trimestre septiembre-noviembre la tasa de desempleo fue de un 6,9%, mucho mejor a tenor de las predicciones entregadas por los entendidos. A esto, el Ministro Briones, declaró, “ustedes han visto que las desvinculaciones por causales de necesidad de las empresas han tenido un alza importante respecto de años anteriores en torno al 70% y eso es una señal con datos administrativos de que acá hay algo que hay mirar con mucha atención y eso es lo que estamos haciendo como gobierno y como Ministerio de Hacienda”, sostuvo. “Ojalá que el desempleo no tenga que llegar a cifras de dos dígitos”, aseveró.

Sectorialmente hablando, las manufacturas mostraron un crecimiento de un 3,2%. Asimismo, la construcción aportó positivamente al movimiento mensual. Se puede inferir, sostienen analistas, que el área manufacturera ligada al comercio exterior no se habría visto afectada por los acontecimientos internos, o si lo ha sido, los daños no han sido relevantes, por lo que sería factible que tuviera un buen desenvolvimiento en los trimestres venideros, “favorecido por un mejor escenario internacional y un tipo de cambio real más depreciado”. Como, también, los grandes proyectos de inversión y del área inmobiliaria le darán soporte al empleo como a la construcción.


Los sectores que más han sufrido la acción destructiva acontecida, han sido los servicios y el comercio. Hubo caídas en educación, transporte, restaurantes y hoteles. El quehacer general, exceptuando la minería, equivale a más del 70% de la economía chilena.

El INE notificó que la producción industrial cayó 1,8% en el penúltimo mes del año, situándose por debajo de lo estimado por los observadores, esperaban un descenso de 3,7%, revelando que la laboriosidad fue menos golpeada de lo que se creía.

Otro dato no menor, lo representa el actual precio del cobre en los mercados internacionales. Ante nada, recordar que el próximo 15 de enero hay fijada la firma de un primer acuerdo comercial entre Estados Unidos y China, debiendo alcanzarse nuevos pactos en meses venideros. Entretanto la libra del preciado metal ya alcanza los 2 dólares con 81 centavos. Los más optimistas afirman que sobrepasará los tres prontamente.

Chile es el principal productor mundial de ese metal, acumula aproximadamente un tercio de la oferta global de cobre, equivalentes a unos 5,6 millones de toneladas métricas anuales.

Hasta antes del 18 de octubre pasado las preocupaciones giraban alrededor de la guerra comercial mantenida entre las dos potencias, China – Estados Unidos. Los chinos son el socio de referencia en los intercambios comerciales de los chilenos con el mundo, seguido de los estadounidenses. A su vez estos últimos, lideran junto a España, las inversiones a nivel local. La chilena, es una de las economías más abiertas al mundo, cualquier acontecimiento, positivo o negativo, que tengan lugar fuera de sus fronteras, de modo especial, en naciones con las que existe un comercio fluido suele afectarle.


Al interior la cuestión más destacada eran las dificultades del gobierno para conseguir aprobar proyectos en el parlamento al carecer de mayorías, las negociaciones se hacían eternas, lo cual repercutía negativamente en las confianzas de empresas y consumidores. Aun así, en el primer trimestre el crecimiento fue de un 1,5%, en el segundo 1,9% y en el tercero 3,3%.

Todo cambió bruscamente después del sorpresivo estallido de violencia, se disparó el tipo de cambio a cotas que hacía años no se veían; el riesgo país subió como no podía ser de otra manera. Felizmente, ambas situaciones han ido volviendo poco a poco a etapas previas.

¿Qué se mantiene y se debe recuperar? Sin duda el orden público como algo imperativo. Luego, lo más imprescindible en este tipo de situaciones es restaurar la confianza, y sobre todo las expectativas futuras. Hay que convencerse de volver sí o sí a la senda del crecimiento. No hay Agenda Social que valga en ausencia de desarrollo. Se deben poner a disposición de la sociedad los instrumentos legislativos necesarios para que inversores nacionales y extranjeros levanten nuevos y ambiciosos proyectos acordes a los tiempos que corren, que vuelvan a situar a la nación como plataforma confiable del fin del mundo.

Tomás Pablo Roa, presidente ejecutivo de Wolf y Pablo Consultores, S.L., Consultoría de Comercio Exterior en Chile