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A pesar de que el coronavirus acapara la preocupación de la mayor parte del planeta tierra, en Chile, de un lado, la actividad económica envía señales de que es posible avanzar si la violencia acaba, y de otro, se encaran los primeros casos de la enfermedad infecciosa y sus derivaciones hacia otros sectores.

En este escenario enmarañado, el Banco Central de Chile, dio a conocer el Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) de enero de 2020, creció 1,5% en comparación con igual mes del año anterior, superando de largo las expectativas de analistas que preveían un incremento por debajo del 1%.


Al igual que en el pasado diciembre, en un entorno interno y externo peor al del primer mes del año, el Imacec alcanzó el 1,1%, muy por sobre lo esperado. (Santander: 0%; Bloomberg: -0,5%; EEE: -1%).

Para entender las trazas que va marcando la economía nacional, es conveniente recordar que un grupo de violentistas insurrectos semiparalizaron algunas ciudades a contar del 18-O pasado durante unas semanas. A contar de diciembre en adelante, la presión retrocedió, aunque los actos vandálicos delincuenciales continuaron en cualquier lugar del territorio, lo cual no ha sido obstáculo para que una amplísima mayoría siguiera en sus puestos de trabajo habituales, o hicieran uso de sus vacaciones de verano.

Ya en marzo, los desalmados han intentado volver a las andadas, pero han comenzado a ser neutralizados por las fuerzas de orden público, como debió haber sido desde un comienzo. De seguro intentarán seguir en esta dinámica, la autoridad se enfrenta al reto de poner fin a estas tropelías cuanto antes. El Estado de Derecho debe prevalecer cualesquiera sean las circunstancias, cuestión indispensable para que la nación pueda crecer y hacer frente a sus responsabilidades para con los nacionales y extranjeros que tienen su confianza puesta en el país.

Así, la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) organización que agrupa a las diferentes ramas del gremio del empresariado, en un comunicado advirtió que, de continuar con estas algaradas, “es muy probable que las legítimas demandas sociales que se han expresado no solo pasen a un segundo plano, sino que se vean frustradas quizás por un largo tiempo, ya que sin crecimiento económico y con menos fuentes de trabajo su satisfacción es simplemente imposible”.


Si Chile logra la tranquilidad interna podrá enfrentar en mucho mejores condiciones los desafíos que vienen de fuera de sus fronteras, son los mismos en los que están inmersos las principales economías desarrollas y emergentes, léase COVID-19 y sus efectos colaterales en los principales socios comerciales de los chilenos.

Relevante se considera la bajada de tasas en 50 puntos básicos de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), no descartándose que en la próxima reunión de esta entidad lo haga en otros 25 puntos, afectan al mercado de distinta forma. Los principales favorecidos son las compañías apalancadas en dólares, en Chile son muchas, les bajará el costo de la financiación. Igualmente, las casi 10.000 firmas exportadoras, sus ofertas se hacen más competitivas.

Por el contrario, las firmas chilenas establecidas en Estados Unidos –Forestal Arauco, Antofagasta Minerales, Union Credit Bank, el City National Bank y Total Bank, Copec, Concha y Toro, etc.-, al repatriar dinero a sus matrices se ven penalizados por la depreciación de la moneda americana contra el peso.


Asimismo, podría dar un sosiego a la inflación que en estos dos primeros meses del año ha estado por encima de lo deseado. Febrero se situó en un 0,4%, en tanto la interanual llegó hasta el 3,9%, algo que no ocurría desde 2016. La subyacente, se queda en un 2,7%. Al reducirse en algo la desvalorización del peso de cara al dólar destensa este indicador.

Finalmente, Chile contabiliza 5 contagiados por la epidemia que azota a la población mundial. Al igual que en el resto de naciones donde está presente, más de 90, provoca una aprehensión progresiva en la población atendiendo a su celeridad en la transmisión, la ausencia de una vacuna y el nerviosismo general que esto comporta.

China, es el principal socio comercial de Chile, en estos últimos tres años sus inversiones han crecido rápidamente a lo largo del suelo local. La inmovilización, o cierre de plantas en China, lesiona los envíos autóctonos, primordialmente, minerales, madera, celulosa, agroindustria, etc., es difícil encontrar alternativas de inmediato. El comercio internacional de Chile representa un 60% del PIB, el 33% de las exportaciones van a China.

ALMA, el observatorio ubicado en el desierto de Atacama, ALMA, cerró sus puertas al público por el coronavirus. Esta es una medida preventiva “para minimizar la propagación del virus dentro de sus instalaciones y proteger el bienestar del personal”.

El Ministerio de Salud (Minsal), publicó en su página web una guía con información sobre el virus. A su vez, “se estableció el reforzamiento en los equipos clínicos para la notificación de los casos virus respiratorios en todos los centros centinelas tanto de Enfermedad Tipo Influenza, en Atención Primaria, como en centros centinelas y en Infección Respiratoria Aguda Grave (IRAG), en hospitales”.

En resumen, Chile, busca recuperar el control definitivo del orden público; enfrentar al virus malicioso ya presente y las secuelas que está dejando en los envíos al exterior.

Tomás Pablo Roa, presidente ejecutivo de Wolf y Pablo Consultores, S.L., Consultoría de Exportación Exterior a Chile