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La innovación que parte de los empleados desde dentro de una compañía se denomina “intraemprendimiento” y alienta a los profesionales a proponer y desarrollar nuevas iniciativas comerciales viables dentro de la empresa. El intraemprendimiento puede ayudar a una compañía a desarrollar ideas disruptivas y a retener el talento, a la vez que cumple con el deseo individual de cada empleado de ser creativo e innovador.

La mayor parte de los jóvenes se ven trabajando de manera independiente en algún momento de su vida, en lugar de hacerlo para una empresa determinada con una estructura organizativa tradicional. Sin embargo, en la actualidad, estamos viendo una tendencia similar en generaciones más maduras de las plantillas de las empresas.

La tecnología ha democratizado el emprendimiento. Hoy en día, todo lo que necesitas para emprender es contar con una conexión a Internet y algo que vender. Si necesitas financiación para un proyecto pequeño, puedes recurrir a las distintas plataformas de crowdfunding que existen. La aceptación social del emprendimiento también ha cambiado. Antes, tener un negocio propio se veía como una forma de trabajo menor en comparación con profesiones como los médicos o los abogados. Pero este estigma ha desaparecido. Cerca del 80% de la gente cree que, aquellos que tienen su propio negocio, cuentan con un alto nivel de respeto por parte de la sociedad. Y no se trata solo de que están mejor vistos, sino que, cada vez más gente, disfruta y apuesta activamente por inventar, producir y vender.

Para entender si las empresas están preparadas para mantener su fuerza laboral en el futuro, hemos intentado identificar cuáles son las capacidades clave que necesitan para triunfar. Basándonos en la investigación de PwC y, en colaboración con Lynda Gratton, profesora de Práctica de Gestión en London Business School, detectamos 45 capacidades organizativas clave. Posteriormente, realizamos una encuesta a más de 1.200 directivos y responsables de recursos humanos de 79 países para contrastar su importancia. Los resultados completos de esta investigación se pueden consultar en nuestro informe Preparing for tomorrow’s workforce, today.

El 70% de los emprendedores con éxito desarrollaron su gran idea mientras trabajaban en una compañía tradicional

El estudio revela que las capacidades que tienen las empresas para impulsar el intraemprendimiento están en riesgo en todo el mundo y más especialmente en las compañías de Medio Oriente y Europa Occidental.

Esto no es baladí, pues las empresas que no son capaces de crear la condiciones para intraemprender se arriesgan a perder los profesionales innovadores y con talento. La evidencia: el 70% de los emprendedores con éxito desarrollaron su “gran idea” mientras trabajaban en una compañía tradicional, pero la frustración con la rigidez organizativa de su empresa no les permitió ponerla en el mercado. Si las empresas brindan oportunidades para que los trabajadores desarrollen ideas innovadoras y las introduzcan -o al menos, lo intenten- en el negocio, es más probable que retengan a las personas que pueden contribuir a su éxito a largo plazo.

La clave está en fomentar un entorno start-up que impulse la experimentación continua dentro de la estructura de la compañía. ¿Cómo? Lo concretamos a continuación, a través de tres acciones cruciales con las que apoyar el emprendimiento intraempresarial:

  1. Dar seguridad. Es fundamental crear entornos en los que los empleados se sientan animados y seguros a compartir ideas nuevas y desafiantes para apoyar el espíritu empresarial dentro de la compañía. Este tipo de contextos generan menos errores e ideas más innovadoras. ¿Pueden los empleados “retar” a sus jefes? ¿Los directivos buscan activamente ideas en sus equipos? ¿Las recogen e impulsan? Todos estos aspectos contribuyen a que los empleados sientan confianza y puedan compartir sus ideas y opiniones.
  2. Dar el tiempo y crear los espacios para la generación de ideas. El nivel de creatividad de las iniciativas de emprendimiento está siempre en función del número de ideas que se producen. De tal forma, que las veinte primeras ideas que se generan son siempre mucho menos originales que las quince siguientes. Sin embargo, conseguir un caudal suficiente de iniciativas lleva tiempo. Contar con los espacios, el tiempo y la oportunidad de experimentar y probar ideas es capital. Algunas empresas tienen hackathons o encuentros periódicos en los que los trabajadores presentan ideas y compiten para resolver desafíos concretos.
  3. Premiar los fracasos. Premiar no solo los éxitos, sino también los fracasos, será cada vez más crítico para que los empleados se sientan apoyados y estén dispuestos a asumir los riesgos necesarios para innovar. Por ejemplo, Tata Group cuenta con premios que reconocen los intentos de innovar aunque se fracase. Estas iniciativas normalizan el fracaso como una parte inevitable y útil del proceso de innovación, permitiendo a las personas y a las empresas aprender más sobre los productos que están creando y los mercados a los que sirven.

Richard Lane - Director de People & Organisation en PwC