En el mundo empresarial, la reestructuración es una herramienta crucial para enfrentar fases de crisis o quiebra.
Dos perfiles profesionales suelen estar involucrados en este proceso: los abogados concursales y los financieros de empresa.
Ambos tienen roles fundamentales y complementarios, pero surge la pregunta:
¿Quién es mejor para reflotar una empresa en dificultades?
Mientras que los abogados concursales se enfocan en los aspectos legales, los financieros se centran en los números y la estrategia financiera.
En este artículo, exploraremos las funciones de cada perfil y argumentaremos por qué los financieros de empresa son esenciales para remontar y reflotar una empresa en apuros (si los propietarios quieren, claro).
Abogados concursales: Expertos en leyes y procedimientos legales.
Los abogados concursales juegan un papel vital en el proceso de reestructuración empresarial. Su principal función es garantizar que todas las acciones tomadas durante la reestructuración cumplan con las leyes y regulaciones vigentes. Entre sus responsabilidades se incluyen:
Negociaciones legales: Representan a la empresa en negociaciones con acreedores, empleados y otros interesados.
Redacción de documentos legales: Preparan y revisan contratos, acuerdos de reestructuración y cualquier documento necesario para la reorganización de la empresa.
Procedimientos judiciales: En caso de quiebra, gestionan los procedimientos judiciales necesarios para la declaración de insolvencia y la protección de la empresa frente a demandas.
Existen muchos prejuicios y falsas creencias sobre los abogados concursales, incluyendo la percepción de que no entienden de contabilidad, costes y análisis financiero. Aunque hay abogados concursales con conocimientos en estas áreas, su formación y enfoque principal sigue siendo el ámbito legal. Esto puede limitar su efectividad cuando se trata de tomar decisiones estratégicas que requieren un profundo entendimiento financiero.
Los financieros de empresa, por otro lado, se centran en el análisis financiero y la creación de estrategias para mejorar la salud económica de la empresa. Sus responsabilidades incluyen:
Análisis financiero: Evaluación detallada de la situación financiera actual de la empresa, identificando debilidades y áreas de mejora.
Planificación estratégica: Desarrollo de planes de negocio y estrategias para reducir costes, incrementar ingresos y mejorar la rentabilidad.
Gestión de activos y pasivos: Optimización de la estructura de capital y gestión eficiente de los activos y pasivos de la empresa.
Negociaciones financieras: Interacción con bancos, inversores y acreedores para reestructurar deudas y obtener financiamiento necesario.
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