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Cloud es sinónimo de oportunidad, está en línea con la ampliación de posibilidades, es una fuente de ventajas... pero en ningún caso es una obligación. La inteligencia empresarial en la nube reporta muchos beneficios al negocio, pero cada caso debe ser estudiado atendiendo a sus particularidades: no todas las organizaciones tienen las mismas necesidades, el mismo nivel de madurez tecnológica, un volumen equivalente de profesionales de TI cualificados ni un presupuesto equiparable.

Durante la última década, los servicios de nube han convencido a muchas empresas de todo el planeta. Sus experiencias positivas animan a lanzarse a la ascensión hacia el cloud y, sin embargo, no es necesario que que todos los recursos de una organización migren a la nube de inmediato. La decisión que se tome respecto a la inteligencia empresarial en la nube debe siempre tener sentido.

Inteligencia empresarial en la nube: una decisión coherente

No se puede negar que, en ciertos casos, los servicios en la nube pueden ser tremendamente beneficiosos; pero habrá otros en los que el esfuerzo no esté justificado. Ni aunque se trate de un esfuerzo mucho menor (y menos costoso) que cualquiera relacionado con el BI on premise; porque, en la nube, como señala John Moore para la revista online CIO, las actualizaciones son más rápidas. Mientras que la actualización de un ERP puede implicar a diez personas y requerir de 9 meses para completarse, la actualización desde una versión un software en la nube a otro sólo necesitará el apoyo de un par de empleados y no se extenderá más allá del medio mes, al que se pueden sumar, máximo, dos semanas más para la validación de datos y la aceptación del usuario.

Para saber si es conveniente dar el paso y migrar al cloud o no, si el negocio necesita de esa inteligencia empresarial en la nube hace falta preguntarse acerca de los siguientes aspectos:

1. Inversiones existentes en infraestructura (hardware, aplicaciones, arquitectura...): la decisión de la nube debe ser rentable y la rentabilidad económica y financiera del cloud es posible si la iniciativa parte de la coherencia. Si hay costos asociados a licencias, recursos de hardware o infraestructuras de apoyo, esos recursos deben poder reutilizarse una vez se haya producido la migración a la nube. Una forma de hacerlo es mediante la implementación de un sistema híbrido. Por otra parte, contar con la nube puede resolver la situación que se planteará en el momento en que el ciclo de vida del hardware instalado en entornos locales finalice; ya que facilitaría el migrar esos recursos al cloud, en vez de a otro hardware, sólo con haberlo planificado adecuadamente.

2. Rendimiento. Hay que estar seguros de que las aplicaciones que el negocio precisa funcionarán en el cloud. ¿Puede el ancho de banda de internet limitar este rendimiento? ¿Existen otro tipo de barreras que puedan interponerse en la experiencia de usuario? Para considerar la inteligencia de negocio en la nube como una opción viable hay que conocer la respuesta a estas preguntas y no plantearse una toma de decisiones sin tener clara esta información.

3. Compatibilidad. Los sistemas operativos de última generación no suelen presentar problemas de compatibilidad con entornos cloud. Pero, si existen aplicaciones empleadas para la gestión empresarial basadas en modelos más arcaicos, podrían comprometer el éxito de un proyecto de migración, total o parcial, hacia el cloud. Es necesario conocer los sistemas operativos y sus limitaciones antes de tomar decisiones.

4. Portabilidad. Aunque, a menudo, migrar un servidor de aplicaciones virtualizadas a la nube resulta sencillo, la aplicación podría tener dependencias externas que descartasen (o complicasen en gran medida) esta decisión. Es necesaria una evaluación experta que identifique las condiciones reales de portabilidad, antes de apostar por la inteligencia empresarial en la nube ya que, por ejemplo, para las aplicaciones más antiguas que se ejecutan en sistemas operativos de legado, un movimiento a la nube no puede ser una opción.

La posibilidad de tener todas las operaciones en funcionamiento rápidamente sin tener que invertir en instalaciones, la tolerancia a fallos o la escalabilidad son, junto con la accesibilidad, la velocidad de despliegue y la sencillez de uso algunos de los motivos por los que cada vez más empresas, en especial PYMES y start ups, se deciden por la inteligencia empresarial en la nube.

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Imagen: Créditos fotográficos: istock Melpomenem