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La transformación digital ya no es discutible. Se trata de un reto que ha llegado para quedarse. De hecho, si se aborda desde el ámbito corporativo más estratégico, se convierte en un factor diferencial de la propia actividad. Porque, aunque las inversiones en tecnología son imprescindibles, el motor de este profundo cambio hacia la digitalización es la estrategia.

La responsabilidad de impulsar la transformación digital debe situarse al más alto nivel, ya que según asegura uno de los estudios más prestigiosos publicado por MIT Sloan Management Review y Deloitte University Press -el informe ‘Strategy, not Technology, Drives Digital Transformation’-, un negocio no puede reinventarse digitalmente a menos que tenga una estrategia digital clara, y cuente, por supuesto, con el apoyo y la experiencia de la alta dirección.

Sólo convencidos de la necesidad de liderar este proceso de transformación en el que estamos inmersos es posible ofrecer un buen servicio a los clientes, que conlleve un buen posicionamiento en este nuevo mercado que se está configurando. ¿Cómo conseguirlo? Con mentalidad estratégica e inversión en talento, innovación y tecnología.

Los líderes de las organizaciones somos los responsables de fomentar una cultura que se adapte a los cambios constantes y donde la identificación de oportunidades juegue un rol fundamental. En esta era digital, en la que la innovación en modelos de negocio y procesos ha pasado a ser crítica, el cambio y la superación es la nueva norma. Es por esto que las organizaciones necesitan generar y asumir estructuras con capacidad adaptativa, que incluso modifiquen elementos estructurales corporativos, desde la operativa hasta la cultura empresarial.

Gracias a la transformación digital se han superado barreras físicas y tecnológicas que permiten una optimización de costes, además de mejorar la relación entre los mercados, lo que posibilita que cualquier compañía coloque al cliente en el centro de su estrategia de negocio. Sin embargo, el ritmo frenético de innovación también expone a una serie de riesgos inherentes, por lo que es vital proteger la marca y la información de nuestros clientes, en definitiva, preservar los activos corporativos ante las amenazas externas. En este sentido, Deloitte ha apostado por la ciberseguridad, tanto para la propia organización como para dar un servicio integral a los clientes –liderado a nivel mundial desde España-, en lo que a riesgos tecnológicos y reputacionales se refiere. Además, continuamos invirtiendo en materias de innovación exponencial en campos como el IoT, Blockchain, Fintech, Analytics, Inteligencia Artificial, tecnología cognitiva o BigData.

Si bien la estrategia impulsa el cambio hacia la digitalización, somos conscientes de el catalizador son los profesionales, ya que sólo con los mejores equipos y siendo referente para atraer talento podremos seguir manteniendo los estándares de excelencia y calidad, que nos han consolidado como la firma de servicios profesionales líder en España y en todo el mundo.