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Las nuevas tecnologías dedicadas a automatizar procesos impulsan la eficiencia, la productividad y la innovación

Los efectos de la pandemia provocada por la COVID-19 en las empresas y la aceleración de los avances tecnológicos han generado un escenario óptimo para desplegar proyectos de automatización inteligente. Aunque la adopción toma tiempo, los beneficios a largo plazo son contundentes.

Las tecnologías de automatización se están implementando con más rapidez que nunca, principalmente la Automatización Robótica de Procesos (RPA, por sus siglas en inglés), que en 2020 ha tenido un crecimiento en su inversión anual acumulada de un 40,6% y que alcanzará los 25.660 millones de dólares en 2027. Así lo deja ver el más reciente informe de Deloitte sobre el tema, en el que han participado más de 440 directivos de 29 países.

Del informe se desprende una dato clave, el 78% de los encuestados ya ha implantado la RPA y el 16% tiene previsto hacerlo durante los próximos tres años, un aumento significativo frente a los datos del primer informe sobre automatización que realizó Deloitte en 2015, cuando las empresas que se planteaban estas inversiones eran solo un 13%.

El potencial de la automatización inteligente

La RPA es la más común de las tecnologías de automatización, pero no es la única. Un 51% de los encuestados asegura que ya está implementando reconocimiento de caracteres ópticos (OCR) y reconocimiento de caracteres inteligentes (ICR), un 36% invierte en gestión de procesos de negocio (BPM) y más de un 30% ha visto oportunidades en la Inteligencia Artificial (AI) aplicada al negocio, la orquestación y el Low-Code.

En cualquiera de sus manifestaciones, la automatización inteligente genera valor y esto se refleja en la inversión de las empresas en esta tecnología. En 2020, el 73% de los consultados reconoce haber adoptado ya procesos de este tipo, frente al 58% que indicaba lo mismo en 2019.

En cuanto al retorno directo, los entrevistados esperan incrementar la facturación una media del 15% como resultado de la aplicación de estas tecnologías. En 2019, las expectativas de aumento eran del 11%. Las empresas que ya operan con estos procesos reconocen ya un crecimiento del 9% en sus ingresos.

La automatización inteligente también influye en los costes. Quienes ya ejecutan procesos de este tipo han visto cómo estos se reducían en un 24% de media, una cifra mayor a la que esperaban en 2019, que era el 19%. Queda así claro que el retorno de estas tecnologías llega por dos vías: ingresos y costes.

Sin embargo, hay barreras determinantes para que la automatización inteligente se implemente en las empresas. Los encuestados por Deloitte en 2020 destacan las siguientes, en orden de relevancia: Fragmentación en los procesos, falta de preparación de la función de TI, resistencia al cambio, falta de una visión clara, costes de implantación, falta de competencias necesarias, velocidad de la implantación y el respaldo de la dirección.

Contener las expectativas

La efectividad de la automatización inteligente no está en entredicho y los datos la apoyan, no obstante, las fases de implementación de dichos procesos sí determinan su impacto. Las empresas en ‘fases piloto’ tienden a automatizar procesos en curso, con cambios limitados. En cambio, las compañías más maduras buscan mejoras en los modelos de negocio y la reinvención de los procesos mismos.

Como consecuencia de la fragmentación en los procesos, el 49% de los encuestados asegura que su parte del negocio que puede automatizarse requiere algún tipo de cambio operativo, como normalización o simplificación.

Las empresas que buscan la eficiencia en la automatización inteligente descubren que necesitan cambiar, a veces radicalmente, sus procesos. Un 58% de los encuestados afirma utilizar la metodología Lean para rediseñarlos, mientras que un 36% apuesta por el diseño de los servicios y un 34% por el diseño organizativo. Les siguen en relevancia el diseño centrado en las personas y el diseño de la plantilla.

Para determinar la eficiencia del diseño de los procesos hace falta una monitorización efectiva. Y justo ahí hay un bache, ya que solo el 20% de las empresas encuestadas la emplea, aunque un 80% asegure que es necesaria para mejorar los resultados. Se trata de una tarea pendiente.

Ahora bien, la implementación del teletrabajo ha aumentado la posibilidad de tener mejor monitorización de procesos, y así lo indica un 40% de los encuestados. Aún así, solo un tercio de los encuestados cree tener las políticas que permitan un desarrollo ético de esa dimensión de la automatización.

La nube

Lograr una automatización inteligente no depende solo de la reinvención de los procesos, también es necesaria una infraestructura que permita adaptarlos ante diversas circunstancias. Esto es de lo que provee la nube (y la generación del XaaS, “todo como un servicio”), que durante la pandemia de la COVID-19 ha sido un vehículo clave para facilitar la automatización.

En Deloitte, creemos que será una tecnología determinante en el futuro, pues solo 11% de las empresas consultadas no usa ni prevé usar esta tecnología e incluso ya hay un 13% de empresas que está desarrollando automatización inteligente solo con infraestructura en la nube.

Siempre actualizados

Así como los robots tienen versiones y actualizaciones, quienes los programan y trabajan a su lado también deben estar al corriente de las tendencias tecnológicas y de los procesos que se implementan. En Deloitte empleamos el término superequipo para referirnos a la combinación entre máquinas y personas en pro de un objetivo.

Combinar la inteligencia humana y artificial es complejo y un 58% de los encuestados no ha calculado cómo cambiarán las funciones de su plantilla en función de la automatización. No obstante, un 54% de los directores de recursos humanos explicaron, en el estudio de Tendencias Globales de Capital Humano 2020, que el número de puestos de trabajo en las empresas se mantendrá igual, pero cambiará la naturaleza de sus funciones.

La automatización puede generar menos costes, pero en Deloitte vemos que esto no se traducirá necesariamente en el cumplimiento del propósito de la empresa. Para lograrlo es necesario enfocarse en las personas. Un 59% de los encuestados asegura que ofrece programas de reciclaje centrados en competencias de procesos y más del 50% los ofrece en programas orientados a la creatividad y resolución de problemas.

COVID-19 y robots

El efecto de la pandemia ha trastocado los procesos de las empresas y ha dado un empujón a la automatización. Dos de cada tres encuestados asegura que ha adoptado tecnologías de automatización para dar respuesta a las necesidades generadas por la COVID-19. Incluso un 23% indica que dio prioridad a estos proyectos para mejorar la resiliencia de su empresa.

No obstante, es muy pronto para determinar si ha habido un incremento en la inversión de los procesos de automatización inteligente a pesar de que un 9% dice haber lanzado su inversión en esta tecnología en respuesta a los desafíos planteados por la pandemia.

Luis González Gugel
Socio responsable de Robotics