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Pocas cosas provocan tanta unanimidad como que Michael Jeffrey Jordan ha sido el mejor jugador de Baloncesto de todos los tiempos. Destacó desde niño, inicialmente en el instituto Lanley, donde fue considerado uno de los mejores jugadores jóvenes del país, así como en la Universidad de North Carolina, donde consiguió la canasta decisiva para ganar el campeonato en su primer año. Desde su llegada a la NBA en el 84, la progresión siguió siendo espectacular.

Fue nombrado el mejor jugador novato del año, y sus estadísticas no dejaban de mejorar. En esos años, el equipo estaba dirigido por Doug Collins, cuya filosofía de juego potenciaba los grandes números de Jordan, al pasar todo su juego por él. Hasta ese momento, los Bulls de Jordan no conseguían llegar lejos en los play-offs, pese a que Jordan seguía creciendo año tras año. Algo tuvieron que ver mis queridos Pistons, pero eso da para otra historia.

Todo dio un giro cuando el general manager de los Bulls, Jerry Klause, propuso desprenderse de Doug Collins y designar a, el hasta ahora segundo entrenador, Phil Jackson, como primer entrenador. Phil Jackson había sido jugador de los New York Knicks donde ganó dos anillos en la década de los 70. Ya en su época de entrenador, empezó dirigiendo la Liga de Puerto Rico para, posteriormente, dirigir a los Albany Patroons de la CBA y hacerlos campeones.

Este logro hizo que lo fichasen en Chicago como segundo entrenador. Lo primero que hizo el coach Jackson, una vez lo nombraron primer entrenador, fue implantar su famoso ‘Triangulo’. El Triángulo de ataque ofensivo era una teoría de creada por Tex Winter, que era el especialista de ataque de los Bulls en ese momento. El Triángulo se basa en que haya fluidez en los pases y crear movimiento. De esta manera, la globalidad del equipo se aprovecha de lo que todos los jugadores pueden aportar. Los roles se desvirtúan y los jugadores utilizan sus virtudes independientemente de su posición. El mensaje era claro: Move the ball.

Hoy en día la tecnología S/4HANA nos permite instaurar la filosofía del Triángulo de ataque ofensivo en nuestros entornos. Hasta ahora jugábamos como los Bulls de la primera época, es decir, con la idea que tenemos una gran figura por la que pasa todo el juego, que es el sistema transaccional S/4HANA. Es verdad que ya hace tiempo que hay otros jugadores en el campo. Hace tiempo que tenemos herramientas que ayudan a mejorar procesos empresariales, pero los datos no fluían.

Para que el Triángulo funcione, necesitamos, una gran figura central y jugadores de equipo y, sobre todo, con gran capacidad de pase para hacer fluir el balón para que cada uno de ellos pueda aportar su talento. La tecnología debe permitir que los datos puedan fluir desde el sistema transaccional a las diferentes herramientas, en cualquier dirección y rápidamente. Si comparamos herramientas que cubren procesos de negocio, encontraremos soluciones que cubran muchas de las necesidades de ese proceso empresarial, pero no podremos ver explotar todo su valor si no están integradas perfectamente en el equipo. Es decir, hay grandes jugadores o herramientas, pero sólo sacaremos su potencial si sabemos trabajar en equipo y hacer que fluya el balón.

Ejemplo aplicado: Procesos de planificación o presupuestación

Tomemos como ejemplo los procesos de planificación o presupuestación. Actualmente existen en el mercado muchas herramientas que tienen funcionalidades necesarias para cubrir de forma solvente dichos procesos. Pero, estaremos de acuerdo que la funcionalidad de la herramienta por sí sola, no asegura el éxito. Normalmente en los procesos de presupuestación necesitaremos datos maestros y transaccionales de referencia y, muy posiblemente queremos utilizar los datos presupuestados en nuestro entorno transaccional. Es decir, si presupuestamos inversiones, seguramente queramos esa información en el sistema transaccional para controlar el comprometido en los pedidos de compra.

En este caso, si tenemos SAC como herramienta de Planificación podemos integrarnos con el sistema transaccional S/4HANA mediante una comunicación bidieccional. De la misma manera, para necesidades de reporting podríamos integrar a cualquier otro jugador, como por ejemplo Success Factors, Business One, SAP byDesign o cualquier otro. Los jugadores son buenos por si solos, pero se hacen mejores como equipo cuando pasan el balón y aprovechan cada uno su talento.

SAP ha conseguido que los datos fluyan entre sus entornos HANA, ya sean on-premise o cloud. La integración es sencilla y rápida, permitiendo que, las herramientas se pasen el dato para que cada una ejecute la tarea que mejor hace. Es la misma filosofía del Triángulo de Jackson, cada jugador aportará lo que mejor sabe hacer, pasar el balón ya no es un problema.

El triángulo ofensivo hizo ganar a Phil Jackson seis anillos con los Chicago Bulls y otros cinco con Los Angeles Lakers. Ahora, por fin, podemos decir que con SAC los datos fluyen con mucha facilidad entre los sistemas. Con SAC se mueve el balón para aprovechar el máximo partido de cada uno de los jugadores.

Recuerden: Move the ball!

Santi Calvo

Business Analytics Manager