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El pasado domingo 25 de octubre tuvo lugar en Chile un plebiscito que convocó a más de 14 millones de votantes a pronunciarse por un “Apruebo” o “Rechazo” a la actual Constitución que está hoy vigente en Chile.

A su conclusión en un ambiente de tranquilidad propio de un evento de expresión democrática, voto voluntario y una participación del 50,9% del censo electoral, la más alta de los últimos 41 años. De manera categórica la opción del “Apruebo” resultó ganadora con el 78,27% y el “Rechazo” solo obtuvo el 21,73% de los sufragios correctamente emitidos.

Para quienes no lo sepan, en los tiempos modernos, Chile está entre las democracias más antiguas de cuantas existen. Si descontamos las interrupciones habidas sumarían más de 160 años de vida democrática, la inmensa mayoría de ellos en paz, las menos son las oscurecidas por situaciones convulsas de las que ha sabido salir adelante. Está en el grupo de países reconocidos como “Democracias Plenas” del “Índice de Democracia” elaborado por The Economist Intelligence Unit, en el que solo hay una veintena.

¿Será difícil redactar un texto Constitucional? Personalmente creo que no debería serlo. La Constitución de 1980, nació con 120 artículos, tuvo su primera modificación en 1989 y desde entonces hasta hoy ha sido reformado 21 veces, la última en 2020. De entonces a nuestros días el articulado subió a 143 y 42 disposiciones. Del 129 en adelante se fija el procedimiento para elaborar el Marco Constitucional aprobado en la consulta plebiscitaria reciente. Los entendidos hablan de un año, otros lo alargan un poco más, para disponer de nuevo compendio de normas, mientras tanto continúa la actual Carta Magna.


Entre tanto, la economía sigue dando muestras de recuperación, lo cual es esencial para enfrentar los compromisos asumidos y avanzar en nuevos retos surgidos durante la pandemia, tanto sociales como infraestructuras físicas y tecnológicas, sin descuidar productividad y crecimiento.

Hagamos un repaso a los principales guarismos que confirman este alivio. Comencemos por la mejoría observada en el empleo. La tasa de desempleo se redujo de un 12,9% al 12,3%, aunque leve y una epidemia más relajada, puede intuirse que en el próximo conteo el resultado podría seguir reduciéndose, probablemente no con la fuerza necesitada al estar inmersos en un período de convalecencia.

Trimestre móvil julio-septiembre se crearon 172.845 puestos de trabajo en relación al que inmediatamente le precedió. La industria manufacturera creó 27.014, la construcción 25 mil ocupaciones, administración pública 12.798 y comercio 11 mil. Agosto y septiembre sumaron 345.690 colocaciones.

Pasamos a las llamadas cifras sectoriales, publicadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Un 5,3% subió la producción manufacturera, sería la primigenia desde que se inició la crisis, muy por encima de las expectativas del mercado que esperaban una caída del 2,3%.

Esta alza viene apoyada por el aumento interanual de 7,7% en la elaboración de productos alimenticios, tales como: mayor elaboración de carne de cerdo, fresca o refrigerada, para cubrir la demanda de Fiestas Patrias. Le siguió en incidencia positiva, la elaboración de bebidas alcohólicas y no alcohólicas y un adelanto de 18,7%, como consecuencia de una mayor producción de otras bebidas calóricas no alcohólicas, para cumplir el ascenso de las solicitudes a nivel nacional.

Asimismo, el Índice de Producción de Electricidad, Gas y Agua (IPEGA) anotó un retroceso de 0,5% en relación a igual período de 2019, sería el noveno registro en rojo, eso sí, mejor al - 2% de los treinta días precedentes.

Igualmente, Índice de Producción Minera (IPMin) se redujo 0,8%, respecto a misma fase de 2019, pero hubo una mejora en relación a la caída del 2% del octavo mes del año. Esto, como consecuencia de la menor actividad registrada en dos de los tres tipos de minería que lo componen.

Finalmente, nos referiremos a las cifras del comercio. El minorista siguió su expansión, influyeron claramente los desconfinamientos y la ampliación del consumo. Así, el Índice de Actividad de Comercio al por Menor, medido a precios invariables, progresó 9,5% en septiembre frente a similar fecha de 2019, marcando un avance comparado a la crecida de 2,8% anotada en agosto. Las perspectivas de los observadores rondaban alrededor del 7%.


En palabras del INE “las líneas de productos que más contribuyeron al incremento del índice fueron productos electrónicos, para el equipamiento del hogar y tecnológicos; materiales para la construcción, herramientas, ferretería y pintura; y bienes de consumo diverso con alzas de 57,4%, 45,7% y 6,0%, respectivamente”, comentaron.

De otra parte, el Índice de Ventas de Supermercados (ISUP) presentó un crecimiento de 4,6% en 12 meses, un freno respecto al 18,2% de agosto, marcado por los primeros pagos de ahorrantes en cuentas individuales de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). De este modo, el Índice de Actividad del Comercio (IAC) a precios constantes creció 6,3% en septiembre, una aceleración desde el 1,3% anotado en agosto.

"El resultado se explicó por los incrementos en comercio al por mayor, excepto el de vehículos automotores y motocicletas, y comercio al por menor, excepto el de vehículos automotores y motocicletas. Por el contrario, comercio al por mayor y al por menor y reparación de vehículos automotores y motocicletas registró una baja interanual", en palabras del INE.

Chile, comienza a dar signos de recuperación de su masa muscular, el interés de una gran mayoría es poner fin al deterioro causado por el coronavirus, en este objetivo el comercio exterior y las inversiones tendrán mucho que decir.

Tomás Pablo Roa, presidente ejecutivo de Wolf y Pablo Consultores, S.L.

Fuente: Wolf y Pablo Consultores S.L.

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