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Tener una empresa conlleva muchas acciones, gastos y trabajo. Sea pequeña, mediana o grande, esta puede tardar años para llegar hasta el objetivo cuyos dueños o empresarios querían o en su defecto, un corto tiempo. La verdad es que no existe una fórmula mágica para que se cumplan las metas laborales. Aunque como todo en la vida, esta puede llegar a su final.

La primera etapa de este proceso se le denomina la disolución de una empresa. Es decir, el momento en que la misma pasa a desaparecer de forma jurídica y termina su relación con terceros. Para ello, en este inicio del procedimiento, tendrás al menos tres vías para hacerlo:

Transferencia de la propiedad: mediante el proceso de compra-venta de una empresa.

Liquidación de la sociedad: en este caso, los administradores de la empresa en cuestión dejan su puesto con el fin de que puedan ingresar unos liquidadores. Ellos tendrán la labor de repartir dicho capital entre los socios.

Concurso de acreedores: este se realiza en el momento en el que todavía no se ha podido pagar completo las deudas de todos los acreedores. Para ello se examina si el deudor pudiese o no atender dicho déficit económico.

Pero el desarrollo de la disolución de una empresa es un trabajo complejo. Es decir que requiere de personal especializado que pueda agilizar todos los procedimientos que solicita la ley, no solo en este sino en los que vendrían después con el fin de darle cierre a una compañía.

Y en Evolvers contamos con todas las herramientas legales y personales con el fin de ayudarte en esta y otras crisis empresariales. Mediante nuestra página web, tendrás la posibilidad de contactarnos para resolver todas tus preguntas, sea por vía online o telefónica.

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