Consultoría & Consultores

En este nuevo año laboral que comenzamos en septiembre, se cumplirán cuatro años de la publicación del RD 56/2016 y muchos de nuestros clientes volverán a confiar en nosotros para realizar las auditorías energéticas a las que obligaba dicho Real Decreto. Otros, en este tiempo, han implantado con nosotros un Sistema de Gestión de la Energía según la ISO 50.001. Pero la pregunta que surge es ¿qué les conviene a nuestros clientes?, ¿qué diferencias existen entre estas opciones?

En una sociedad con un modelo de desarrollo en el que se consume una gran cantidad de energía, es necesario cambiar a un modelo de desarrollo sostenible que promueva el uso de energías renovables y que fomente el ahorro y la eficiencia energética.

En este sentido se desarrollan en Europa unas Directivas que buscan alcanzar los objetivos de reducción de emisiones de CO2, reducción del consumo de energía primaria, y el aumento de la contribución de energías renovables al consumo. Estas Directivas se trasponen en nuestro país mediante RD como el RD 56/2016, que traspone la Directiva 2012/27/UE relativa a la eficiencia energética en lo referente a auditorías energéticas, proveedores de servicios y auditores energéticos y promoción de la eficiencia del suministro de energía.

Por otro lado, el consumo de energía es un factor clave para la sostenibilidad de las organizaciones. Un consumo energético ajustado y acorde a las necesidades reales permite a las organizaciones alcanzar una mejor gestión y ahorro de costes manteniendo el confort. Ante esta situación, se hace necesario implantar Herramientas de Gestión Energética que nos ayuden a lograr un uso eficiente de la energía, contribuyan a reducir costes asociados, y mejoren los costes operativos.

Con esta filosofía en mente y sabiendo que el ahorro energético se traduce inmediatamente en ahorro económico, parece que lo lógico es realizar una Auditoría Energética que nos muestre la foto del estado actual de nuestra Organización, que analice en profundidad los consumos energéticos y que nos indique las mejoras a realizar para conseguir ese ahorro energético, más allá del mero cumplimiento normativo, que, por otro lado, es perfectamente licito que esta sea la motivación.

Una vez que conocemos el punto de partida, el estado actual, el paso lógico es implantar un SGEn basado en la ISO 50.001, y certificarnos. La certificación nos proporcionará además el plus de distinción que otorgan este tipo de sellos, cada vez más demandados por proveedores, clientes y licitaciones públicas. Desde el punto de vista de la energía, el implantar un SGEn nos hará trabajar de manera continua en el tiempo para buscar el ahorro y la optimización de nuestra instalación. Cada año deberemos implementar mejoras que optimicen el Sistema y buscar la mejora continua. El propio sistema implica a la Alta Dirección y al resto de usuarios de la instalación que deberán conocer la política energética y la guía de buenas prácticas, entre otros. El mantenimiento del Sistema consigue que se realice el seguimiento de las medidas implementadas, al contrario que la Auditoría Energética que adolece de este seguimiento al estudiar solo un momento puntual en el tiempo. Desde este punto de vista, el SGEn es un éxito por sí mismo en el objetivo de conseguir la eficiencia energética.

El hecho de tener implantado un SGEn o un Sistema medioambiental, como la ISO 14.001, y siempre que se haya partido de una Auditoría Energética inicial, exime de repetir éstas cada cuatro años. Por lo que implantar la ISO 50.001 presenta también esta ventaja.

Entonces, ¿por qué no se produce ese paso lógico entre Auditorías y 50.001 en nuestros clientes?

La respuesta es sencilla si nos atenemos al coste de las dos opciones. Si la Organización no tiene una motivación de mejora energética, cualquiera de las dos opciones se traduce en un gasto que hay que asumir una vez cada cuatro años, en el caso de las auditorías, o una vez al año durante cuatro años en el caso de la ISO 50.001. Además, las Organizaciones están hastiadas del enfoque que tradicionalmente se daba a los Sistemas Normalizados, con un auditor exigiendo cumplimentar documentación que evidenciase acciones que pudieran cumplir con los puntos de la norma. Por ello, este tipo de clientes va a elegir sin duda la realización de una Auditoría Energética cada cuatro años.

¿Qué aconsejamos a nuestros clientes?

Desde AUREN INGENIERÍA ofrecemos un equipo de ingenieros expertos en eficiencia energética que pueden adaptarse a las necesidades del Cliente y a su elección: realizamos auditorías energéticas e implantamos y mantenemos SGEn como la ISO 50.001. Además, trabajamos de forma conjunta con nuestros compañeros de SISTEMAS NORMALIZADOS para ofrecer un Sistema de Gestión Integral que englobe la ISO 9.001, 14.001 y 50.001, aprovechando las sinergias entre los sistemas y ofreciendo servicios globales de asistencia técnica propios de una firma de servicios profesionales como AUREN.

Sara García Jiménez, Gerente Consultoría Auren