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Hace prácticamente un año que los precios del crudo empezaron a caer, arrastrando consigo a un número ingente de accionistas y compañías, y afectando gravemente a algunas economías nacionales basadas principalmente en el petróleo.

En 2015, el valor del crudo ha experimentado una fuerte recuperación que, según los especialistas, parece afianzarse a mitad del ejercicio anual; sin embargo, los daños causados por la deflación del precio del crudo durante el último trimestre de 2014 ha dejado importantes secuelas en el sector, y los inversores exigen algo más que unos pocos meses de crecimiento continuado para recobrar la confianza (un asunto clave para la plena recuperación del sector petrolífero). Pero, ¿qué tiene que ver el Big Data con la necesaria recuperación de la confianza perdida? 

Nuevas medidas basadas en Big Data y la analítica de datos

Las nuevas medidas orientadas a afianzar la recuperación del sector y muy especialmente a recobrar la confianza de los inversores apuntan a Big Data y la analítica de datos como principales aliados. Al menos así lo ha entendido el sector petrolífero norteamericano, especialmente afectado por la crisis del crudo de 2014.

Se estima que, desde hace aproximadamente un año, más de 900 plataformas de extracción de crudo en los Estados Unidos (cerca del 60% del total) han quedado en desuso, muchas de ellas temporalmente pero, aun así, con fuertes repercusiones sobre la economía y el empleo en el país.

La lectura positiva de la actual situación es que, si por un lado la crisis de precios ha tenido efectos tan graves como imprevistos, por el otro ha incentivado la innovación tecnológica y la adopción de herramientas que permitan poseer un conocimiento más preciso, detallado y actualizado de los aspectos más determinantes en el sector, como demuestra el crecimiento de las inversiones en Big Data y herramientas analíticas por parte de algunas de las principales compañías petrolíferas norteamericanas observado en este mismo período.

Aprender de los aciertos y los errores cometidos, obtener conocimiento objetivo de la experiencia acumulada —también (y especialmente) de los malos momentos como el vivido— y proyectar ese conocimiento hacia el futuro para prevenir nuevas situaciones que comprometan la estabilidad del sector ha propiciado que, compañías norteamericanas de gran peso e importancia en el mercado internacional del crudo, apuesten fuertemente por Big Data y soluciones tecnológicas para el análisis de datos, implementándolas en su mismo esquema organizativo o recurriendo a servicios externos de analítica de negocio.

En este sentido, es sintomático el repunte de nuevas empresas y start ups creadas recientemente en los Estados Unidos al abrigo de este resurgimiento de la apuesta tecnológica, especializadas en asesoramiento en analítica de datos y Big Data. Tanto es así que algunos expertos (especialmente a tenor de los resultados del informe del pasado mes de mayo Energy Policy & the Environment Report, del Instituto Manhattan) ya se atreven a vaticinar que nos encontramos ante la segunda gran revolución tecnológica en el sector.

Si esto fuera así, las consecuencias de esta segunda gran transformación del sector petrolífero norteamericano podrían igualar, e incluso superar los efectos de la primera gran revolución, tras la cual, a tenor de las grandes innovaciones en extracción y producción de crudo, los Estados Unidos se situaron a la cabeza del mercado mundial del crudo.