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La motivación laboral es uno de los grandes retos que deben afrontar las empresas. Es normal que cuando los trabajadores llevan tiempo en una misma compañía y desarrollan siempre el mismo trabajo pueda aparecer un descenso del rendimiento provocado por la desmotivación que no se compensa con la mejora generada por la curva de aprendizaje. La formación es una de las herramientas a utilizar como alternativa para solucionar este problema.

¿Es importante la formación para mejorar la motivación laboral?

Las estadísticas demuestran que hasta un 89% de las empresas creen que sus empleados las abandonan para irse a trabajar a otro lugar en el que cobrarán más. Sin embargo, solo un 12% de los empleados que cambian de trabajo ganan más en su nuevo puesto.

Detrás de un cambio de empleo se esconde, en la mayoría de las ocasiones, una falta de motivación en el trabajo, en sus muchas manifestaciones (malestar con el clima humano, con la naturaleza del puesto, con el modelo de liderazgo, horarios, nivel de estrés, etc.)

A menudo, lo que el profesional busca no es tanto un aumento de sueldo como una mejora en las condiciones laborales y personales a un nivel más amplio. Mejorar su calidad de vida y sus expectativas de futuro. Busca nuevos retos en un nuevo entorno, que le haga recuperar la ilusión y estar más comprometido.

¿Qué tipo de acciones formativas pueden desarrollarse con los trabajadores para mejorar la motivación?

Hasta un 96% de las empresas que han realizado acciones para mejorar la motivación han presentado buenos resultados en el aumento de la productividad.

Hoy en día existen actividades de formación de muy diverso tipo, pero la formación continua sigue siendo la gran protagonista. Debe intentar combinar las necesidades de la empresa y del puesto de trabajo con las expectativas individuales.

Si bien el modelo de la Ley 30/2015 contempla la formación fundamentalmente como un elemento de competitividad asociada al conocimiento, no debemos olvidar que la productividad también está relacionada con la actitud y la motivación del profesional. Cualquier Directivo sabe que esté es un factor clave en la gestión de personas, además del necesario conocimiento técnico.

A través de ciertas actividades de formación se puede conseguir potenciar la motivación de los trabajadores. Además de perseguir el fin de que ningún empleado se quede obsoleto en sus conocimientos, se da variedad a su función e importancia a su papel dentro de la empresa.

Es muy importante como la formación resulta ser una muestra de que la empresa apuesta de forma directa por el talento de sus trabajadores, haciendo que estos se sientan más valorados y, en consecuencia, también más motivados para seguir desempeñando su labor. Los empresarios y directivos que no apuestan por la formación no creen en las personas ni en el valor del talento.

¿Cómo se balancea la formación técnica y la de habilidades o competencias para conseguirlo?

Es obvio, insistimos, que no basta con aportar a los trabajadores conocimientos técnicos relacionados con su trabajo.

Una completa formación también debería ayudarles a desarrollar habilidades que puedan mejorar su vida profesional. Las competencias personales tienen que ver con cuatro ámbitos que son importantes para el correcto desarrollo de la carrera, y que tienen un impacto que va mucho más allá del terreno estrictamente profesional:

  • La relación con uno mismo
  • La relación con los demás
  • La relación con el puesto de trabajo
  • La relación con la organización en la que se desempeña un rol

Es fundamental en un plan de formación buscar el equilibrio entre la formación destinada a aprender habilidades técnicas y la que tiene como finalidad la mejora de actitudes, el desarrollo de habilidades y competencias personales.

¿Qué formatos formativos son los adecuados para mantener alta la motivación?

Aunque la elección depende de la empresa, los empleados suelen preferir actividades que no les resten tiempo de su vida personal.

Es preferible que la formación se imparta dentro del horario laboral. Las acciones formativas que mejor resultado dan a nivel motivacional son aquellas que combinan alguna actividad lúdica con el desarrollo personal. Si bien no responden a un formato tradicional, producen un excelente nivel de reacción en las personas, mejorando el bienestar, disipando tensiones e inyectando una dosis de energía renovada.

Alternativas dinámicas como el team building o los recientes escape room funcionan muy bien, especialmente cuando se está buscando el desarrollo de conductas adecuadas de relación con los demás. Son, adicionalmente, un excelente camino para conseguir una mayor interacción entre los empleados de la empresa a todos los niveles.

En definitiva, una formación que combine aspectos que ayuden al empleado a mejorar en el desempeño de su actividad con otros más relacionados con las habilidades personales, es el mejor planteamiento. Si además supone un ejercicio en el que se comparta tiempo con el resto de compañeros, y que permita incrementar los vínculos entre el equipo, la incidencia sobre la motivación siempre tendrá un mayor impacto.