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Aunque el nivel de manifestaciones acompañadas de vandalismos y destrucción ha continuado, sí se han reducido algo, pero no lo suficiente como para que la actividad vuelva a resurgir cogiendo poco a poco las fuerzas necesarias para que el país regrese a la senda del crecimiento, indispensable para hacer frente a los nuevos compromisos sociales que se asumirán.

Entendimos que el viernes 15 de noviembre con el acuerdo alcanzado por la casi totalidad de fuerzas políticas para redactar un nuevo texto constitucional la paz volvería a reinar en el país a la espera de la aprobación parlamentaria de los mejoramientos sociales y a que se comenzaran a formar los equipos encargados de preparar los borradores de la nueva Carta Magna.

Con todo, especialmente pensando en quienes nos observan desde fuera y en aquellos que viviendo en Chile no han tenido la oportunidad de calibrar los avances del país hasta antes del inicio de estas protestas, nos gustaría aportar los últimos datos disponibles de la evolución de la economía local.

Los datos del Banco Central de Chile, organismo autónomo y técnico, señalan que el Producto Interno Bruto (PIB), anotó una expansión de un 3,3% en el tercer trimestre del año, superior a las registradas en el primero (1,5%) y segundo (1,9%).


Según el Banco “la demanda interna fue el principal impulsor de la actividad económica en el tercer trimestre. Tanto el consumo de personas como la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF), explicaron este resultado”.

La FBCF, que personifica a la inversión, registró un crecimiento de 5,9%, por sobre la subida de 3,2% y 5,3% de los dos trimestres anteriores. La FBCF presentó un aumento principalmente por construcción y otras obras y, en menor medida, por maquinaria y equipos.

Por su parte la demanda interna se estiró hasta un 2,4%, en el que el consumo de hogares avanzó un 3%. El consumo prosperó por el gasto habido en servicios, por encima del período precedente. La compra de bienes durables cayó.

¿Qué se avecina? No obstante el buen cometido observado en la marcha económica, las perspectivas para los meses venideros son reducidas debido al estremecimiento provocado por las protestas acompañadas de pillaje que han ido mucho más allá de lo que en cualquier lugar del planeta se entendería como demandas sociales en pro de mejora de desigualdades. Más bien pareciera una búsqueda que persiguiera acabar con la nación a como de lugar.


El ministro de Hacienda evaluó hace pocos días que el Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec) correspondiente a octubre podría tener una variación nula o caer hasta un -0,5%. Del mismo modo, anticipó una reducción en la proyección de crecimiento para 2019 que oscilaría entre un 1,8% y 2,2%, originalmente, antes del comienzo de esta ola vandálica se situaba cerca del 3%.

Aparentemente la buena nueva para la gran mayoría de chilenos fue el pacto político suscrito por la casi totalidad de partidos presentes en el Congreso Nacional, representan a más de 5 millones de electores, con vista a la redacción de una nueva Constitución, abriendo esperanzas hacia una pronta recuperación.

Importante fueron las palabras del Presidente pronunciadas el domingo pasado felicitando a los representantes de estas colectividades por el esfuerzo realizado en pos de un acuerdo y añadió “aunque estas últimas cuatro semanas (el estallido social) ha golpeado duramente a nuestro sistema productivo y va a significar grandes costos”, la economía “está sana y sus fundamentos son sólidos”, abriendo espacios a continuar avanzando.

Asimismo, un estudio de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS) y FollowUp, enseñaban un alza en el comercio de vestuario y calzado. "Luego de más de 20 días de caídas históricas, que alcanzaron su momento más dramático durante la semana del 21 de octubre (con una contracción del 75%), las ventas del rubro lograron levantar cabeza la semana pasada, con un crecimiento del 8% en 12 meses, apoyado en gran medida por el fin de semana post Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución", comentaba la CCS.


Empero, el trabajo de la CCS advierte que no obstante haberse reducido las desconfianzas e inseguridades, "sus niveles siguen siendo extremadamente elevados, por lo que no se descartan nuevas caídas dependiendo del curso que tomen los acontecimientos".

Lamentablemente, los sucesos explosivos no han desaparecidos del todo. Es más, se comienza a dudar seriamente acerca de la chilenidad de los organizadores de estas expoliaciones. No van desencaminados los que así piensan. Llama la atención “el relato” de vulneración de los Derechos Humanos que se ha enquistado fuera de las fronteras de Chile, reemplazando poco a poco al de las desigualdades para explicar lo que ahí sucede. Es fundamental reestablecer el respeto al Estado de Derecho y el orden público si se quiere llegar a alguna parte.

Tomás Pablo Roa, presidente ejecutivo de Wolf y Pablo Consultores, S.L., Consultoría de Comercio Exterior en Chile