Consultoría & Consultores

Ocurre con frecuencia… diseñamos una estupenda idea… meses de análisis, trabajo y sesiones de lluvia de ideas… Ya se tiene el plan que tanto esfuerzo y recursos ha consumido… y después de unos meses… ¡Nada ha transcurrido como se pensó!  Aparece el gran abismo entre las ideas y los planes y su ejecución.

La pregunta que nos hacemos entones es ¿por qué las cosas no han sucedido como se había planeado?...  Pueden ser muchas las respuestas dependiendo de cada caso aunque todas tienen un elemento en común: la “comunicación”.

Pasar de las ideas a la acción requiere de disponer de la información adecuada en cantidad y en calidad para cada una de las personas involucradas en el proceso. Es labor de los líderes interpretar los planes de la empresa para comunicarlos de forma correcta y precisa a sus colaboradores, de acuerdo a cada una de sus responsabilidades.

Como líderes debemos tener muy presente la Fórmula  A. C. M. para con nuestros equipos:

1. A de Alinear…las acciones de los empleados con las metas de la empresa.

2. C. de Corregir…las desviaciones que puedan presentarse durante el camino

3. M. de Mantener…. al equipo en el curso de sus metas, proporcionando los recursos y el apoyo necesario en cada momento.

¿Qué suele sucedernos con frecuencia con nuestros equipos?…

- Pensamos que las situaciones van a cambiar después de varias conversaciones acaloradas…

- Creemos que la brillantez del plan asegura su puesta en acción inmediata…

- Creemos que recibiendo el “si” de los colaboradores, éstos actuarán en el instante…

- Evaluamos el bajo desempeño de los equipos pensando que será suficiente para que cambien sus resultados…

- Suponemos que “cuando una persona lo ve claro”… las situaciones cambian si o si…

Todas estas suposiciones suelen ser responsables del abismo del que hablamos… y solo podemos salvarlo mediante la comunicación: al principio, en medio y al final de todo el proceso.

Como líderes necesitamos conseguir de nuestra gente un ambicioso objetivo: conseguir que cambien la forma en la que abordan los problemas. No se trata solo de “enseñar” y de “guiar” (que es necesario también en algunos momentos), se trata de entrenar a nuestra gente para que puedan disponer de más recursos, para que puedan ser más autónomos en línea con los objetivos de la empresa, lo cual, además de eficiencia, le da a la organización una mayor velocidad de reacción y adaptación, que es una ventaja crítica en este entorno V.U.C.A.

¿Qué puedes hacer entonces?…  Además de todo lo que ya sabes y seguramente has hecho hasta ahora con tu equipo, mi recomendación es la siguiente:

a) reserva todos los días tiempo para pensar en cada uno de tus colaboradores y elabora una lista de las preguntas o asuntos sobre los que quieres tener información de cada uno de ellos para conocer mejor su forma de pensar.

b) mantén conversaciones breves diarias sobre asuntos operativos del día con cada uno de ellos…en ocasiones será sobre las prioridades del día, en otras sobre la evolución de un proyecto, etc… lo importante de estas conversaciones es  que logres alcanzar el objetivo para el que se diseñan: hacerles tomar conciencia de que importan, ayudarles a poner el foco en la dirección adecuada y generar posteriormente una autoreflexión sobre la conversación, que será la que realmente motivará un cambio en el comportamiento de cada uno de ellos.

¿Te parece factible para ti?… Ya sabes… ahora tienes la idea… Pasar a la acción depende de que quieras cruzar el “abismo” y te pongas manos a la obra. ¡Confía en el resultado y disfruta del trayecto!

Begoña Pabón