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Los qués, los cómos y los porqués

Algunas empresas llevan décadas debatiendo sobre su misión, visión y valores y, con sorpresa, comprobamos que algunas los cambian cada poco tiempo. Es una locura que hemos visto contagiarse de unas compañías a otras en los últimos años. Si bien la misión tiene que ver con el presente, es decir, con qué hacemos para servir a nuestros clientes y cómo queremos ser reconocidos, la visión tiene que ver con el futuro, con nuestro para qué, con la foto final, con el hacia dónde queremos llegar.

Sin embargo, no muchas empresas piensan en el por qué de su existencia, en su razón permanente de existir. Si lo hicieran conectarían con su propósito de vida a largo plazo. Propósito, como esa fuerza gravitacional que atrae y alinea a productores y clientes en una misma dirección y la razón que los hace cómplices conectando sus emocionalidades.

La empresa tradicional dedica tiempo y dinero a diseñar estrategias de comunicación para los clientes que ponen fundamentalmente foco en los qués, en los catálogos, para luego llegar a duras penas a los cómos. Dos marcas de coches fabrican coches y ni tan siquiera el cómo los fabrican marcará la diferencia, porque es fácil encontrar fabricantes que compartan el mismo proceso productivo. Sin duda, lo que diferencia a unos de otros es el por qué. No es lo mismo fabricar coches porque queremos que la gente pueda desplazarse con seguridad y comodidad de un punto a otro, que hacerlo porque buscamos facilitar el encuentro entre personas que quieren estar juntas.

Durante la última década, las empresas de éxito que están abanderando la innovación en el mercado global empezaron hablando de la existencia de los propósitos para luego definir los cómos y los qués, y han sabido conectar con el instinto y las emociones de las personas.

El propósito reviste tanta importancia ahora como la cuenta de resultados, la transformación digital o la captación de nuevo talento; es el beneficio que un negocio aporta al mundo.
Por ejemplo, «Inspirar y desarrollar a los constructores del mañana», es el de LEGO, o «Aportar magia a la vida de las personas», el de DISNEY. ¿Acaso no estarías alineado, comprometido y feliz con un propósito así?

El propósito es una de las seis claves para convertir un proyecto profesional en una “empresa camaleón” que se adapta con éxito a los permanentes desafíos de nuestro actual contexto, y es el libro que Antonella Fayer y yo hemos escrito para que LID Editorial lo ponga a disposición de aquellos que sienten que algo se ha roto en la manera de dirigir las organizaciones y buscan soluciones a través de una nueva hoja de ruta.

Como fundador de esta compañía te ofrezco explorar juntos las necesidades adaptativas para el desarrollo de talento en tu organización y la búsqueda de un propósito compartido.

Os deseamos un exitoso 2018 guiado por un propósito claro y seductor.

Jorge Salinas, Presidente del Grupo Atesora

Fuente: Atesora Group

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