Consultoría & Consultores

El verano toca a su fin y durante estas vacaciones, como cada año, decidí prestar atención a los aprendizajes que me proporciona un periodo distinto al de otros meses, cuando la mayoría de las personas estamos inmersos en un sinfín de actividades sociales y profesionales que limitan nuestra capacidad para ver con perspectiva más allá de lo que tenemos delante. Por estas fechas suelo hacer una revisión retrospectiva de lo que he vivido durante las últimas semanas y siempre encuentro algo que me sorprende y que me ayuda a seguir creciendo como persona.

Observando en qué emplean mis amigos y colegas sus vacaciones, indistintamente del destino que cada uno elige, da igual que sea la playa, la montaña, un viaje cultural o un programa para desarrollo personal, siempre encuentro un común denominador entre ellos, y es la pasión que ponen en las actividades que han elegido. Sus caras, sus sonrisas, sus relatos y la corporalidad al contar sus experiencias los delatan. Sin embargo, pocos declaran estar satisfechos con lo que hacen el resto del año para ganarse la vida.

Muchas son las definiciones de talento que he ido descubriendo a lo largo de mis lecturas e investigaciones profesionales en los últimos años y muy pocas dejaron buen sabor de boca en mí. A las que no les faltaba una cosa les faltaba otra que yo valoraba como básica.

Para mí el talento es la suma equilibrada de diferentes factores, y se expresa más como una actitud que con el ser o el saber. Yo lo definiría como la actitud resultante del equilibrio entre el saber, la intuición, la intención y la acción, pero incluso conseguido este equilibrio, será inestable, si no viene acompañado por la pasión, catalizador capaz de suplir la deficiencia de cualesquiera de los otros elementos. Sin pasión no hay talento, y este poco tiene que ver con el saber. Puede haber mucho conocimiento, pero ese saber hacer, sin pasión, no se encauzará. Puede haber mucha acción, pero esta será improductiva.

¿Cuántos de vosotros habéis hecho una reflexión sobre lo que dispara vuestras pasiones? Si lo encontráis, estaréis descubriendo ese propósito que da sentido a vuestras vidas y, haciendo un análisis más profundo, tendréis la oportunidad de identificar elementos básicos del mismo que pudieran estar presentes en vuestra actividad profesional. No obstante, quizá necesitéis el acompañamiento de un profesional que os haga las preguntas adecuadas para explorar estas conexiones.

Este es el desafío que te propongo para la recta final del año: Encuentra los disparadores de tu pasión que están presentes en tu trabajo y busca cómo alimentarlos con ambición y determinación. Eso te proporcionará una vida profesional más exitosa y satisfactoria.

Las empresas que acuden a cualquiera de las firmas de Atesora Group no lo hacen por lo que sabemos o por el conocimiento que somos capaces de trasmitir, sino por nuestra capacidad para movilizar a los profesionales en cambios de conducta que les proporcionen satisfacción e impacten en los resultados de las compañías para las que trabajan.

¿Hablamos?

Jorge Salinas, Presidente de Atesora Group.

Fuente: Atesora Group

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