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Las ventas de las 100 mayores compañías de lujo del mundo aumentaron un 3,6% durante el pasado año fiscal, alcanzando una facturación conjunta de 222.000 millones de dólares. El Top 10 del ranking recogido en el estudio Global Powers of Luxury Goods elaborado por Deloitte acaparó casi el 47,9% de las ventas totales, un 1,1% inferior al pasado año, superando los 106,258 millones de dólares, y obteniendo unos beneficios conjuntos de 130.162 millones de dólares, un 0,78% superior al periodo anterior.

LVMH Moët Hennessy-Louis Vuitton, Compagnie Financiere Richemont y The Estée Lauder Companies consolidan su liderazgo en las primeras posiciones del ranking. El Top 10 lo completan Luxottica Group, The Swatch Group, Kering, Chow Tai Fook Jewellery Group Limited (que aunque repite en lo más alto ha sufrido un descenso de tres puestos respecto al pasado año fiscal), L'Oréal Luxe, Ralph Lauren Corporation y PVH Corporation.

La Industria del lujo en España

La firma de perfumería Puig, la Sociedad Textil Lonia (Carolina Herrera y Purificación García), la Joyeria Tous, la marca de relojes Festina Lotus y San Patrick (Pronovias, San Patrick y La Sposa) repiten en el Top 100. Con unas ventas acumuladas de los cinco grandes grupos de 3.440 millones de euros en 2014, sus beneficios han sido de 3.449 millones de dólares.

Examinando las cifras de las empresas españolas destaca el ascenso de Puig y Joyería Tous, que suben 4 y 2 puestos respectivamente en comparación al pasado año. Con unos crecimientos de las ventas de más de dos dígitos (10,1% y 11,5%) su margen de beneficios se sitúa en ambos casos en el 10,5%.

El reto de los Millennials

Aunque el impacto de las nuevas tecnologías en el sector del lujo ha sido más gradual que en otros, lo cierto es que sus efectos se han empezado a notar ya de manera más decidida. Así, gracias a las redes sociales, y a la democratización de los dispositivos digitales, los consumidores han provocado un cambio muy importante en el proceso de compra, al ser cada vez más capaces de decidir cuándo, dónde y cómo interactúan con las marcas de lujo. No sólo eso, a la demanda habitual de recibir el mismo trato exclusivo que dispensan estas compañías en el retail tradicional, los clientes exigen una experiencia personalizada y la oportunidad de modelar los productos y servicios que consumen. Así, tal y como describe Juan José Peso-Viñals, socio responsable de Lujo y Moda de Deloitte, “el gran reto es la digitalización de las tiendas otheater retail, término que acuñó Burberry, donde se tenga una experiencia digital completa, se vean los pases y se pueda comprar en el momento lo que se ve en pantallas gigantes”.

En el caso de los millennials, que cada vez suponen un porcentaje mayor de los consumidores de cualquier producto, estas exigencias son, si cabe, aún mayores. A su rápida adaptación a cualquier tecnología, y su facilidad a la hora de buscar, y encontrar información, se une un sentimiento de lealtad hacia la marca mucho menor que en anteriores generaciones. Por ello, aquellas compañías que desean captarlos, y retenerlos, como clientes deben realizar una fuerte inversión en elementos ajenos a los propios productos, de manera que ofrezcan una experiencia de compra única.

Turismo de compras

En los últimos años se ha experimentado un crecimiento muy importante en el llamado Turismo de compras, de manera que hoy día supone el 40% del mercado de lujo personal, mientras que las compras en aeropuertos han crecido una media del 8% anual en la última década. La expectativa de que el tráfico aéreo se duplique en los próximos 15 años supone una oportunidad única de crecimiento para el sector.

China sigue siendo el gran motor para este tipo de turismo, y se prevé que mantenga su posición de privilegio a medida que los más de 400 millones de millennials del país asiático, una cifra superior a la población activa de Estados Unidos y Europa combinada en la actualidad, se integren en el mercado de trabajo y se conviertan en potenciales consumidores.

Global Powers of Luxury Goods 2016