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La gestión de proyectos está evolucionando para adaptarse a las necesidades (cambiantes) de las organizaciones. Dos factores explican la evolución:

- Velocidad: el ciclo de desarrollo y entrega de proyectos se está acortando de manera muy sensible. La agilidad de empresas digitales, presentes en la mayoría de sectores, está presionando a las organizaciones tradicionales que se ven obligadas a acortar sus ciclos de desarrollo y cambio para poder adaptarse al mercado a la velocidad que marcan sus competidores digitales

- Transversalidad y capacidad de combinar capacidades distintas: para poder servir adecuadamente las necesidades del cliente en la mayoría de negocios es crítico trabajar de manera transversal y combinando capacidades y competencias distintas en el diseño y la ejecución de proyectos, lo que añade mucha complejidad a la gestión de proyectos, especialmente en organizaciones grandes.

En este contexto, se han venido incorporando metodologías de gestión de proyectos originales del diseño, la innovación, las ciencias sociales o el software, a la práctica habitual de organizaciones “tradicionales” (scrum/agile, frame…)

Los factores clave de éxito de la gestión de proyectos “clásicos” siguen siendo aplicables en muchos casos, pero ya no de manera universal: acordar objetivos y  scope, planificar bien la ejecución, seleccionar las personas más adecuadas para cada tarea, utilizar metodologías robustas para la ejecución del proyecto, seguimiento y control riguroso…

El único factor clave de éxito de aplicación universal es el talento. Siempre lo fue, y cada vez es más crítico, especialmente en proyectos que no se basen en metodologías secuenciales clásicas. Ahora no basta con disponer de talento en la dirección de proyectos; ahora es crítico aumentar la densidad de talento en toda la organización. Gestionar la complejidad creciente exige más talento, no más reglas y protocolos, que ralentizan y bloquean las organizaciones.

Para los profesionales de la gestión de proyectos supone un gran reto. Tenemos que ser capaces de atraer, desarrollar, ilusionar, y fidelizar personas con talento, con proyectos ilusionantes, entornos y condiciones de trabajo excelentes y preocupación sincera por el desarrollo de las personas de nuestros equipos. Esto marcará la diferencia entre las organizaciones que superarán el actual momento de cambio con éxito y el resto.