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Parece sorprendente pero hay algunos instrumentos financieros de instituciones públicas españolas que no se llegan a consumir y ello a pesar de los esfuerzos que hacen sus respectivos responsables para que cuando termina el año no quede ni un euro de lo inicialmente presupuestado. 

Uno de estos instrumentos es el Fondo para la Internacionalización de la Empresa, en sus siglas FIEM. Nacido en 2011, fue creado para otorgar a las empresas la financiación que no encuentren en los mercados financieros para sus proyectos internacionales de exportación o inversión.

Hay cuatro grandes líneas:

-Créditos a compradores extranjeros
-Financiación para proyectos de inversión española en el exterior
-Créditos para estudios de viabilidad, asistencia técnica,  ingeniería, y consultoría.
-Créditos “blandos” para proyectos en países de renta baja.

En todos los casos deben ser buenos proyectos desarrollados por empresas españolas.

A lo largo de sus más de cuatro años de historia el FIEM ha servido para financiar más de 60 operaciones por un valor superior a los 2.100 millones.

Otro de los productos muy poco utilizados por las compañías de nuestro país es la póliza de garantías bancarias de CESCE. En operaciones de exportación, en las que la empresa española necesite prefinanciar la operación (salarios, materias primas, etc.), acudirá a su banco para que le conceda dicho crédito. Dicha concesión será mucho más sencilla con está póliza de CESCE, que cubre al banco del riesgo en el que incurra otorgando ese crédito al exportador. ¿Está bien verdad? Pues casi no se usa.

El último producto del que hablaremos es la Línea de Fianzas para PYMES de CESCE también. En estos momentos donde una de las principales necesidades de nuestras empresas exportadoras son las fianzas, esta línea viene a cubrir a las PYMES esa carencia. La póliza cubre al banco que emita esa fianza en caso de que se ejecute, y el exportador no le reembolse lo pagado. La mayor gracia del producto es que está especialmente dirigida a compañías que, aunque sean técnicamente solventes, tienen dificultades: alto endeudamiento, problemas de balance, empresas jóvenes, etc.  No es la panacea en todos los casos, pero sí en muchos en los que la banca rechazaría la operación si no contara con esta cobertura.

A pesar del buen hacer de los responsables de cada uno de estos instrumentos y de los esfuerzos que hacen para que sean conocidos en el mercado exportador, lo cierto es que su utilización es muy inferior a la deseada.

Desde hace años CFI viene ayudando a las empresas de ANMOPYC en la financiación de sus operaciones de exportación e inversión en el exterior y conocemos con profundidad estas y otras líneas publicas y privadas.