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A la hora de invertir en cualquier mercado financiero, ya sea sencillo, ya sea complejo, uno de los puntos de partida más importantes es conocer las distintas nomenclaturas con que nos vamos a encontrar. Esto nos ayudará a entender cómo funciona el mercado en sí, sus instrumentos y su operativa. Y sobre todo a darnos cuenta de, en función de los valores, saber cuál es el mejor momento para invertir.

En todos los mercados hay un concepto que nos vamos a encontrar y es el del tipo de interés. Lo vamos a tener presente desde en los plazos fijos que pasan por ser el producto de ahorro más sencillo, hasta en las opciones y futuros o las criptomonedas con las que podemos operar en 1000Extra. En la actualidad son dos tipos de productos muy en boga y de reciente nacimiento.

¿Qué es el tipo de interés?

Según su definición más canónica, tipo de interés es la cantidad que se abona en una unidad de tiempo por cada unidad de capital invertido. Es decir: sería la rentabilidad que ofrece para un inversor una operación financiera.

Como traders podemos verlo desde dos vías. En primer lugar, como el porcentaje de capital cedido que nos cobra una entidad financiera por prestarnos dinero (en una hipoteca, un préstamo al consumo, un préstamo personal…). En este caso, la rentabilidad la recibe la entidad financiera, que es quien está “invirtiendo en nosotros” su capital.

Por otro lado, podemos verlo como la rentabilidad que nosotros logramos al invertir nuestros ahorros en algún producto financiero.

¿Cómo se calcula el tipo de interés?

La manera es muy sencilla, ya que no deja de ser un porcentaje. Imaginemos que el día 1 de enero invertimos 100 euros en un producto financiero. En acciones en la bolsa, por ejemplo. Imaginemos que la evolución del valor es positiva y que el 31 de diciembre, exactamente un año después, nuestra inversión vale 110.

¿Cuál sería entonces el tipo de interés que hemos logrado?

Pues basta restar al valor final el valor inicial y el resultante dividirlo entre el valor inicial. En este caso, estaríamos hablando de 0,10, que si lo pasamos a porcentaje, sería una rentabilidad o un tipo de interés, del diez por ciento.

¿Cómo afecta al mercado el tipo de interés?

Una vez que sabemos la definición y cómo se calcula, su utilización es clave para saber qué productos son más rentables. A la hora de comparar inversiones, homogeneiza todas las operaciones que podamos realizar independientemente del plazo. Por ejemplo, si en una operación a dos años tenemos una rentabilidad del 5% sabremos que, si la comparamos con una a un año, la rentabilidad será del 2’5%, lo que nos permitirá comparar con otros productos de distinto plazo.

A partir de ahí, el inversor ha de tomar decisiones sobre en qué productos invertir. Porque además del tipo de interés hay que tener en cuenta el riesgo que tenga cada producto. Siempre con una premisa de partida: a mayor rentabilidad, mayor riesgo.