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Introducción a la toma de decisiones

En el proceso de toma de decisiones, a menudo nos enfrentamos a múltiples opciones y nos vemos influenciados por nuestra racionalidad y nuestra intuición. La razón nos permite analizar y deducir conclusiones a partir de la información disponible, mientras que la intuición se basa en nuestras experiencias pasadas y nos guía hacia una decisión de forma más intuitiva. En este artículo, exploraremos el significado de ser “muy racional”, cómo utilizamos el razonamiento para afirmar esto y qué papel juega la intuición en nuestras decisiones.

El papel de la razón en la toma de decisiones

La razón, como facultad humana, nos permite extraer conceptos de nuestras observaciones, cuestionarlos, validarlos y llegar a conclusiones mediante la deducción e inducción. Es un proceso cognitivo que nos ayuda a considerar todas las posibilidades y actuar en consecuencia. Cuando alguien es considerado “muy racional”, generalmente se refiere a que esa persona realiza la toma de decisiones basándose en un razonamiento lógico, analizando cuidadosamente las opciones y considerando todas las implicaciones.

Sin embargo, a veces la racionalidad puede volverse un obstáculo en un mar de infinitas posibilidades. Cuantas más opciones se presenten, más difícil puede ser la toma de decisiones, lo que puede generar ansiedad e indecisión. En situaciones como ir de compras o elegir un restaurante, la variedad de opciones puede llevarnos a una discusión incómoda y paralizante. En contraste, cuando solo hay una opción clara o una mesa asignada, la toma de decisiones se vuelve más sencilla.

Aquí es donde la intuición entra en juego. La intuición se basa en nuestras experiencias pasadas y en la memoria subconsciente para ayudarnos a simplificar ciertas decisiones. Cuanto más amplia y variada sea nuestra experiencia, mayor será nuestra intuición. A menudo, la intuición se considera una forma de racionalidad inconsciente. Nuestra mente lanza hipótesis y modelos racionales que luego se comparan con experiencias pasadas, lo que nos lleva a tomar una decisión. Sin embargo, no debemos pasar por alto la emoción en este proceso.

La emoción desempeña un papel importante al tomar decisiones. Antes de decidir, nos imaginamos los posibles resultados y esto nos genera una emoción que influye en nuestra dirección. Nuestras acciones están impulsadas por una emoción previa, ya que la etimología de la palabra “emoción” significa “el impulso que induce a la acción”. Por lo tanto, somos seres predeciblemente irracionales en nuestras decisiones.

La heurística, el arte y la ciencia del descubrimiento y la resolución creativa de problemas, es una herramienta que utilizamos para encontrar soluciones alternativas. Si nos encontramos bloqueados sin encontrar una solución, podemos aplicar la heurística y retroceder desde el resultado deseado, imaginando que ya hemos alcanzado lo que queremos y trazando pasos hacia atrás. Esta forma de razonamiento nos permite hacer inferencias utilizando la regla más general y la hipótesis más probable.

Conclusión:

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