A lo largo de mi experiencia con clientes de coaching directivo y/o en talleres de entrenamiento me he dado cuenta de que hay un elemento que se suele poner sobre la mesa en una gran cantidad de casos: la comunicación con los demás... ya sea en las distancias cortas (en el uno a uno con colaboradores y/o empleados) o ante una audiencia mayor en una presentación.
Siempre suelo empezar con una pregunta: ¿Cual es tu intención?… y si se me permite resumir simplificando respuestas, es siempre la misma: “que me entiendan”, o “que entiendan la información que comparto”… Y dicho esto ante la segunda pregunta : ¿Qué haces?… las respuestas suelen empezar por frases como…“les explico…” “les cuento…” “les informo…” y estas explicaciones, informaciones o comentarios acaparan el 90% de la conversación.
La siguiente pregunta es casi obvia…”¿Te funciona?”… y la respuesta en mas de un 90% de los casos también es obvia…¡No!… Y la razón es simple… convierten la conversación o la presentación prácticamente en un monólogo cuando lo que debería ser es una experiencia interactiva. ¿Cómo?… A través del uso de Preguntas.
De hecho, las preguntas son una de las herramientas de comunicación más efectivas disponibles a nuestro alcance. Y os comparto varias razones por las cuales esto es así:
¿Tienes ya suficientes razones para usar las preguntas de una forma eficiente?… Es cierto que no estamos acostumbrados… nos asusta la posibilidad de no tener respuestas o de sentirnos indefensos… y sin embargo, es la única forma de conseguir la información necesaria para entender la perspectiva de nuestro interlocutor, por un lado, y por otro lado, es una forma de influir en los otros provocando una reacción.
Preguntar es algo que cualquiera sabe hacer pero…hacer preguntas de valor añadido es un arte: el arte de preguntar. Hay un sinfín de situaciones posibles y eso hace prácticamente imposible tener una lista de preguntas preparadas para cada situación… Sin embargo, y a modo de ejemplo, te dejo una lista de preguntas que pueden servirte para tu propio dialogo interno y que puedes aplicar con terceras personas: ante la decisión de si puedes o no puedes hacer…(pon tu reto aqui)
Entrénate para hacerte preguntas mejores, en lugar de preguntarte por qué no puedes hacer algo o machacarte por no haberlo conseguido.
Piensa en una situación que te haya salido mal y pregúntate:
•¿Qué importancia tendrá esto dentro de un par de meses?
•¿mi respuesta es apropiada para la situación?
•¿puedo mejorar o influir en esta situación?
•¿puedo encontrar algo positivo en esta situación?
•¿puedo aprender algo de esta situación?
•¿haría algo de una manera distinta la próxima vez?
Espero que después de leer estas líneas te decidas a practicar cada dia un poco más el solemne arte de preguntar. Tener conversaciones efectivas y/o presentaciones de impacto marcará siempre una diferencia en tus resultados.
Begoña Pabón