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Hoy en día, prácticamente todo el mundo empresarial habla de “transformación digital”. Desde los tecnólogos que la aplican hasta los especialistas en marketing que necesitan de sus herramientas, pasando por los diversos departamentos de una empresa. Y es que muchos creen aplicar la transformación digital en sus empresas por el hecho de que hayan renovado equipos informáticos o posean una nueva página web más accesible, pero… ¿es eso realmente la transformación digital?

Como hemos hablado anteriormente en nuestro blog, actualmente la transformación digital va mucho más allá de eso: un importante número de directivos, sobre todo de pequeña y mediana empresa, no tiene claro en qué consiste realmente y, lo que es peor aún, desconocen las enormes ventajas que puede suponer para su negocio, llegando incluso a oponerse, o más bien resistirse, a una revolución que ha llegado para quedarse.

Baste una cifra más que esclarecedora:La transformación digital podría implicar un incremento de 120.000.000 de euros en los principales sectores de la… Clic para tuitear

En España, según el estudio “España 4.0, el reto de la transformación digital de la economía”, solo el 38% de las empresas tiene una estrategia digital, y de ellas un 10% son empresas de industria y un 15% empresas de infraestructuras.

Los sectores que empezaron antes en esta revolución y ya poseen una mayor madurez digital son el de las Telecomunicaciones e Internet, sectores que han sido impulsores y tractores de estos profundos cambios.

Por su importancia capital, respondemos en este post a dos preguntas que toda organización o empresa debe hacerse a la hora de acometer un proceso de transformación digital: qué objetivos pretendo y qué beneficios conseguiré. Respondamos a ambas preguntas con la lógica y el soporte que aportan la realidad de los datos.

Las empresas deben ser conscientes de que el mercado ya no es lo que era. La globalización de la economía y la interconexión tecnológica permanente han ensanchado el mercado de forma extraordinaria. De modo que el mercado ha crecido de forma exponencial en el número de personas y actores protagonistas que operan en él. Y más importante aún que el tamaño del mercado, es la forma en la que los clientes y usuarios compran, dialogan y se relacionan con las empresas: cada vez más por medios y canales digitales.

Según los datos de la ONU relativos al comportamiento de la población mundial, en la actualidad hay 7.300 millones de personas, población que se espera crezca en 1.000 millones en los próximos 15 años, hasta alcanzar prácticamente los 9.700 millones para el año 2050.

¿Y cuáles son los datos que avalan y sustentan la casi digitalización total de usuarios y clientes?

Indicamos dos cifras muy ilustrativas. La primera: las siete principales redes sociales a nivel mundial cuentan con más de 5.340 millones de usuarios activos al mes, lo que representa nada más ni nada menos que el 73% de la población total del planeta, según la última investigación Statista, Informe Redes Sociales del Banco Mundial.

La segunda: El comercio electrónico avanza imparable en España. En 2016 las transacciones de productos y servicios por Internet acumularon una facturación de 24.185 millones de euros en todo el año, un 20,8% más que en 2015, según el último informe de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia.

Ante el escenario que conforma este nuevo mercado, ¿las empresas pueden seguir siendo competitivas, tener éxito con las mismas armas y estrategias que han utilizado hasta ahora? La respuesta es no. Y por qué. Porque los clientes cada vez son más exigentes, requieren de soluciones ágiles, se preocupan más por su experiencia. Lo que en términos de marketing se denomina Customer Experience.

Por tanto, si las empresa y organizaciones quieren proximidad con sus clientes, incrementar la interacción con ellos y satisfacer sus demandas deben estar donde ellos están. ¿Y cómo pueden conseguirlo? Abordando con profesionalidad, rigor y planificación su transformación digital.

Un proceso que no consiste solo en incorporar tecnología, en implementar aplicaciones, sino de conocer de manera profunda tres aspectos claves para cualquier negocio: el comportamiento de los clientes, los datos que genera la interacción con ellos (Big Data y Analytics) y cuáles son los mejores procesos para que nuestra organización sea más productiva. De ahí que los clientes, las personas que integran nuestras empresas y el cuidado de los datos sean tres pilares esenciales a tener en cuenta a la hora del cambio digital.

Y como consecuencia y resultado de todo esto surge una organización más dinámica, mejor organizada y con mayores resultados operativos. Lo que acabará incidiendo de manera muy significativa en ahorro de costes y en “tiempos muertos” de procesos que se vuelven improductivos en una empresa digitalizada.

Pongamos un ejemplo para constatarlo. El análisis de proyectos llevados a cabo por SICROM nos ha permitido establecer que el coste medio por empleado en una pyme de nivel medio ronda los 0,4 €/minuto. Conociendo este dato, podemos hacer la siguiente proyección:

Es evidente, pues, que si algo permite el cambio digital es medir cualquier aspecto fundamental de una organización con exactitud y precisión, permitiendo anticipar nuevas iniciativas y medidas basadas en la experiencia previa acumulada.

Al final qué se consigue cuando se aborda un proceso de transformación digital exitoso: tener una organización bien engrasada para innovar de manera constante y capacitada para adaptarse a cualquier cambio imprevisto. Dos cualidades indispensables para las empresas fuertes, que crecen y que pelean por el éxito.