Cuando pensamos en el diseño de una política retributiva coherente y alineada con la empresa, las organizaciones deben estructurar sus planes retributivos de forma que no solo sean atractivos para los empleados, sino que también optimicen la fiscalidad y la cotización a la Seguridad Social.
En este contexto, dos de las estrategias más utilizadas son la retribución flexible y los beneficios sociales, términos que a menudo se confunden, pero que presentan diferencias clave en su impacto financiero y social.
En este artículo queremos ofrecer una visión de las diferencias clave entre ambos modelos, su impacto en las cotizaciones y recomendaciones para diseñar un plan de compensación que optimice la fiscalidad en la empresa sin comprometer la protección social del empleado.
Mientras que la retribución flexible permite a los empleados destinar parte de su salario bruto a determinados bienes o servicios con ventajas fiscales, los beneficios sociales son prestaciones que la empresa ofrece al trabajador sin que este tenga que asumir ningún coste. Sin embargo, más allá de la fiscalidad, es imprescindible analizar su efecto en la base de cotización a la Seguridad Social, ya que puede influir en prestaciones futuras como la pensión de jubilación, la incapacidad temporal o la prestación por desempleo.
La retribución flexible es un sistema mediante el cual el empleado sustituye una parte de su salario bruto por bienes o servicios que, en su mayoría, cuentan con ventajas fiscales. El objetivo es aumentar el salario neto disponible sin incrementar el coste salarial para la empresa. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, aunque estos conceptos pueden estar exentos en IRPF, no todos están exentos de cotización a la Seguridad Social, lo que puede afectar la futura prestación del trabajador.
Los beneficios sociales son prestaciones ofrecidas por la empresa al empleado sin que este tenga que destinar parte de su salario. A diferencia de la retribución flexible, no implican una reducción del salario bruto del trabajador, sino que forman parte de la estrategia de fidelización y bienestar corporativo. Con todo, conviene puntualizar que muchos de estos beneficios no computan en la base de cotización ni en IRPF, lo que los convierte en herramientas estratégicas para mejorar el paquete retributivo sin afectar las prestaciones futuras del trabajador.
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