La búsqueda de la sostenibilidad económica es una máxima para cualquier empresa u organización. Las empresas viven de sus resultados. Si estos son negativos, antes o después, dejan de subsistir.
Ser capaces de garantizar la viabilidad del negocio constituye una de las principales preocupaciones de la dirección, consciente de la importancia de optimizar los costes asociados a la actividad.
Existen gastos necesarios e inversiones, pero en todos los casos deben apoyar adecuadamente el resultado económico de la organización.
Dentro de este contexto, la política salarial juega un papel importante en esta ansiada búsqueda de la competitividad y sostenibilidad. Por ello, analizarla es un ejercicio básico para cualquier CEO o director de Recursos Humanos. Es uno de los costes más importantes de las organizaciones, de los que más impactan a la hora de ganar en eficiencia, al tiempo que se mantiene la equidad y motivación cuando sentamos bien las bases de un sistema de compensación justo.
Como hemos dicho, la retribución es un elemento clave de gestión de personas y afecta al compromiso, motivación y grado de identificación con la organización. Su objetivo básico es lograr un equilibrio entre las necesidades de la empresa y la naturaleza y aspiraciones de las personas.
Realizar una auditoria retributiva, por tanto, pretende conocer el modelo salarial que tenemos en un momento determinado, identificando las prácticas o tendencias retributivas de la propia empresa, que nos pueden haber pasado desapercibidas.
A nivel general, se analiza el sistema retributivo desde dos aspectos básicos:
Como es lógico, el análisis de la política salarial dentro de la empresa obedece a la necesidad de atraer y retener el talento, asegurar que estas políticas van en consonancia con la eficacia operativa y la estabilidad financiera de la propia empresa, además de prevenir posibles discriminaciones salariales y garantizar que las compensaciones son justas, equitativas y acordes a la responsabilidad y aportación de las personas.
Uno de los factores clave sobre la que se obtiene este análisis está en una descripción y valoración de los puestos de trabajo completa, elaborada con una metodología objetiva y justa. En este sentido, es fundamental utilizar metodologías contrastadas, de referencia y amplio uso, que eviten sesgos y que dispongan de un nivel conceptual y de análisis aplicable a todos los puestos dentro de la organización.
En los últimos años, con la obligatoriedad de los planes de igualdad, hemos asistido a la proliferación de metodologías de valoración de dudoso rigor técnico y de difícil aplicación según la naturaleza del puesto. Es importante que la metodología seguida permita comparar y clasificar profesionalmente.
La política salarial es uno de los grandes elementos dentro de la gestión de los recursos humanos de una empresa, al tener un impacto directo y cuantificable. No en vano, la sostenibilidad de las retribuciones es primordial para la continuidad, ya no solo de la organización, sino de las personas que la componen.
No ser competitivo en costes salariales con nuestros competidores puede llegar a ser una desventaja importante si no somos capaces de desplazar ese sobrecoste a una mejora en resultados. No siempre es posible y depende mucho del valor añadido que pueda generar el trabajador, dependiendo del sector de actividad y de la propia naturaleza de la función que desempeñe en la empresa.
De hecho, las retribuciones salariales suponen entre el 20 y el 40% de los gastos fijos ligados a la actividad de la empresa como tónica general, pudiendo llegar a suponer un porcentaje muy superior en sectores relacionados con servicios profesionales de distinta naturaleza, donde llegan a elevarse hasta el 85 % de los costes o incluso más. Hay sectores intensivos en mano de obra que en este momento están trabajando con márgenes brutos que no superan el 4%.
Es decir, pensar en la masa salarial es pensar en una distribución eficiente de los recursos, que debería estar vinculada al desempeño en términos de resultados y que, en última instancia, es un factor crítico para una mejor eficiencia operativa, necesaria cuando hablamos de sostenibilidad.
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