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DOBLE JORNADA LABORAL O LAS MUJERES QUE TRABAJAN MÁS Y COBRAN MENOS

Empieza a ser evidente que esta problemática no se limita únicamente a la infravaloración social y la remuneración insuficiente de ciertas profesiones feminizadas, sino que también se relaciona con el trabajo reproductivo no remunerado que las mujeres llevan a cabo, y que termina siendo un hándicap para el desarrollo profesional.

Cuando se habla de esta desigualdad, existen tres fenómenos clave que destacan como fundamentales para comprender las razones detrás de la persistencia de la brecha salarial de género:


1. Trabajo Reproductivo:

Las mujeres destinan más tiempo al trabajo reproductivo, abarcando tareas relacionadas con la vida doméstica y el cuidado, como la atención a la familia y a personas dependientes; pero también a la organización del hogar, que requiere, además, de un horario de trabajo ilimitado. Sociólogas como Pilar Carrasquer lo denominan la doble presencia femenina (Carrasquer, 2009), donde las mujeres deben realizar esta doble jornada de trabajo productivo y reproductivo. En 2022, según datos del Eurostat, un 28% de las mujeres trabaja a tiempo parcial en comparación con el 8% de los hombres (Eurostat, 2023); este dato se traduce en que son las mujeres las que a menudo optan por jornadas parciales o reducidas para poder asumir este trabajo no remunerado.

Así pues, esta situación les limita el tiempo disponible para el acceso equitativo al desarrollo profesional y a sus beneficios asociados, como planes de carrera, acumulación de experiencia, e incluso incentivos salariales ligados al tiempo, la actividad y la productividad, como horas extras, desplazamientos, bonificaciones por nocturnidad, dedicación, entre otros. En consecuencia, al evaluar globalmente las remuneraciones masculinas y femeninas basándonos en esta estructura social, surge naturalmente una brecha salarial por género, en la que los hombres, una vez más, se ven favorecidos.

2. Segregación Horizontal:

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