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Durante el otoño de 2001, un pequeño grupo operativo de las fuerzas de operaciones especiales de Estados Unidos llegó a Afganistán. Su nombre era Task Force Dagger y su misión era colaborar con la OTAN para derrotar a los talibanes.

En tan sólo unos meses, menos de doscientos soldados pertenecientes a estas Fuerzas Especiales del Ejército, expulsaron a casi cien mil talibanes y a las fuerzas de Al-Qaeda atrincheradas en la zona. ¿Cuál fue el secreto? ¿Qué tienen de especial las fuerzas de operaciones especiales? ¿Qué podemos aprender de ellos para crear equipos de alto rendimiento?.

Según el experto norteamericano Andrew Sobel, la efectividad de las fuerzas de operaciones especiales se basa en un sistema exhaustivo y cuidadosamente diseñado de reclutamiento, adiestramiento, apoyo en infraestructura, liderazgo y cultura organizacional, las claves para crear equipos altamente eficientes también en las empresas:

1. Contratar en base a la misión.

El primer paso para construir un equipo de alto rendimiento es contratar personas interesadas en la misión de la empresa y de su puesto. Si hay un compromiso real hacia una misión compartida, el resto llegará.

Las fuerzas de operaciones especiales militares utilizan una estrategia de atracción para tener acceso al mejor talento en bruto dentro del ejército. Con algo de esfuerzo, tanto las grandes como las pequeñas empresas pueden crear una atractiva employment brand, una organización en la que apetece trabajar y quedarse.

2. Formación constante y consistente.

La mejora de las capacidades y los cambios conductuales que realmente influirían en el rendimiento laboral requieren un programa sostenido de formación, tanto externa como a través del liderazgo diario.

Las fuerzas especiales de operaciones saben, y numerosos estudios muestran, que la práctica intensiva y repetitiva es el origen de un rendimiento excepcional. La formación corporativa debe ser coherente y sostenida en el tiempo, así como la preparación y ensayo de situaciones corporativas en la medida en que sea posible.

3. Trabajo en equipo.

Como hacen los Task Force Dagger, los líderes tienen que demostrar los valores y conductas de cooperación que pretenden inculcar en los empleados como equipo, y comunicarlos incesantemente. Además, todas las políticas de gestión de personas y los sistemas y procesos organizacionales – gestión de la información, evaluación y recompensa – deben respaldar y fortalecer el trabajo en equipo.

Por último, las organizaciones de carácter internacional deben aprovechar las aplicaciones web 2.0 y las tecnologías de colaboración con el fin de facilitar el trabajo en equipo entre departamentos.

4. Liderazgo.

Uno de los problemas más importantes es que los líderes corporativos afirman que quieren una cultura de alto rendimiento, pero no realizan de hecho las inversiones y los cambios necesarios para desarrollarla.

Una de las habilidades directivas que deben desarrollar es el feed-back constante a sus subordinados, dirigido a la mejora y a la creación de una cultura de alta eficiencia, algo que hacen constante e intensamente las fuerzas especiales de operaciones.

5. Cultura organizacional.

Afianzar unos valores basados en la confianza y vulnerabilidad, afrontamiento de conflictos, compromiso, responsabilidad y orientación a resultados es fundamental.

Los instructores de las fuerzas especiales de operaciones adoptan un enfoque en el que no hay términos medios: si el equipo obtiene buenos resultados, se premia a todo el mundo; si un solo individuo comete una infracción, se castiga a todo el equipo.

Consignas como “no dejar nunca a ningún hombre atrás”, “nunca te rindas” y “para que otros puedan vivir” impregnan su cultura, y aunque en el mundo empresarial las situaciones no son tan extremas, la forma de inculcar los valores y conductas deseados debe ser igual de intensa.

El secreto de las fuerzas de operaciones especiales es, en esencia, el desarrollo estratégico del capital humano trabajando en equipo. No solo necesitamos a las mejores personas, necesitamos a los mejores equipos, y si las empresas quieren lograrlos deben comprometerse a realizar inversiones a largo plazo en sus empleados, así como desarrollar un liderazgo orientado al alto rendimiento.

Por Yolanda Portalés, consultora de Equipo Humano.