Últimamente escuchamos con mayor frecuencia hablar de las wallets o carteras digitales. Nos llegan mensajes desde los bancos, desde las páginas de ecommerce o incluso desde las apps de criptomonedas. Pero, ¿qué son? En este artículo vamos a analizar el concepto de wallet y qué futuro le espera dentro de la Unión Europea.
Mucha gente utiliza este término para referirse a la versión digital de una cartera, es decir, una aplicación que permite almacenar y gestionar dinero, medios de pago, documentos de identidad y otros documentos.
Como antecedentes de las “Wallets” actuales cabe citar la del protocolo SET (SET Secure Electronic Transaction) desarrollada en torno a 1997 y la de Movilpago/Mobipay desarrollada en torno al año 2001.
Una de las más conocidas es la de, Google creada en 2011 para pagar, ganar puntos de fidelidad y canjear cupones. Ya entonces incorporaba tecnología NFC, aunque solo era compatible con un modelo de teléfono y pocos comercios lo aceptaban.
Sucesivamente, los demás gigantes tecnológicos fueron incorporando esta tecnología. En 2014 Apple lanzó Apple Pay; un año más tarde, Android y Samsung sacaban sus propios productos y, desde entonces, el mercado de las Carteras no ha hecho más que crecer y colmarse de alternativas.
A día de hoy, las wallets son el medio de pago que más crecen. Aproximadamente, la mitad de las transacciones que se hacen en persona con contact less ya se están realizando con esta tecnología y se espera que su uso siga aumentando en los próximos años. Según el “Global Payments Report” de Worldpay, para 2024, más de la mitad de los pagos de comercio electrónico se harán mediante wallets.
No obstante, al igual que nosotros llevamos más cosas aparte de dinero y tarjetas en nuestras billeteras, las e-wallets gestionan más tipos de datos como, por ejemplo, entradas de cine o tarjetas de embarque, como ya hacía el Passbook, que puede ser considerada como la primera cartera del gigante de la manzana, anterior incluso a Apple Pay.
Aunque predomina la asociación del concepto de wallet con la gestión de pagos, en realidad, su potencial es mucho más amplio y algunos actores están empezando a moverse dentro del mercado y a buscar nuevas aplicaciones para las carteras. Un claro ejemplo es la Unión Europea.
En junio de 2021, la Comisión Europea anunciaba su intención de posicionar a la Unión como líder mundial en el uso de la identidad digital creando un marco jurídico para las wallets con la propuesta de modificación del Reglamento (UE) 910/2014 (también conocido como Reglamento eIDAS).
En la propuesta de modificación, conocida como eIDAS 2, se define la cartera de identidad digital de la unión europea (IDUE) como: “un producto y servicio que permite al usuario almacenar datos de identidad, credenciales y atributos vinculados a su identidad, con el fin de proporcionarlos a las partes informadas a petición de estas y de utilizarlos con fines de autenticación, en línea y fuera de línea, para un servicio de conformidad con lo dispuesto en el artículo 6 bis, así como para crear firmas y sellos electrónicos cualificados”.
Si esta propuesta se confirma (aunque en el proceso legislativo se introducirán enmiendas), el concepto que actualmente tenemos de las wallets cambiaría en todo el territorio de la Unión Europea y se afianzaría como un mecanismo de gestión de identidades con un potencial nunca visto hasta ahora.
El artículo 6.3 del eIDAS 2 establece:
Las carteras de identidad digital europea permitirán al usuario:
Según esto, un ciudadano europeo podría llevar en el móvil y compartir de manera segura documentos como el DNI, el carné de conducir, un título académico, la tarjeta sanitaria, recetas electrónicas, el carnet profesional o un certificado bancario, entre otros.
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