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Si eres un directivo, jefe, o empleado de cualquier organización que genera beneficios, tienes un 98% de probabilidades de haber elegido quejarte continuamente de no disponer del tiempo suficiente para realizar todas las tareas que quieres o tienes que hacer.

“No tengo tiempo” es la excusa ubicua y victimista que utilizas para intentar justificar lo que realmente no necesitas justificar.

Excusa

Según la RAE, excusa es el motivo o pretexto que se invoca para eludir una obligación o disculpar una omisión.

La escandalosa e inútil frecuencia en la utilización de esta excusa tiene como causa principal la prevalencia de la creencia limitante que podrías expresar como “he de ser capaz de hacer todo lo que creo, quiero o me dicen que tengo que hacer”.

Es una creencia limitante porque genera un nivel de estrés y frustración gratuita e intolerable. Dar lo mejor de ti mismo -incluyendo la famosa extra-mile- y volver a casa, un día sí y otro también, con una pesada mochila de tareas pendientes que no has sido capaz de completar, no parece una creencia inteligente y mucho menos poderosa.

Te invito a diseñar una creencia que desarrolle tu poder (empowerment), que sustituya a la anterior limitante y que podrías expresar, por ejemplo, como “no me pagan para hacerlo todo, porque es imposible, sino para identificar las tareas que aportan más valor (a la cuenta de resultados), asegurar que caben en mi agenda y ejecutarlas eficazmente”.

Observa cómo esa creencia incorpora, al menos, tres poderosas habilidades clave: priorización -identificación de las tareas que aportan más valor entre TODAS las que tienes pendientes-; compromiso -las que incluyas en tu agenda constituyen la promesa que te haces a ti mismo y a los demás y que por tanto cumplirás, ya que una promesa no es una intención-; y ejecución -la acción es el nivel táctico básico y, más relevante aún, es lo único que genera un resultado-.

Ubicua

Se refiere a que está en todos los ámbitos de nuestras vidas. En la organización afecta a todos los niveles jerárquicos y funcionales

Las organizaciones podrían reducir los niveles de esquizofrenia y estrés de todos sus empleados y simultáneamente incrementar su productividad simplemente no aceptando y desterrando de sus conversaciones el uso de la excusa “no tengo tiempo”.

La presencia de esta excusa es la consecuencia inevitable de haber elegido, y mantenido, la creencia limitante anterior.

Toda tu vida, y en todos tus ámbitos de actuación, serás esclavo de la frustración y el estrés promovidos por esa creencia. Hasta que la cambies por otra poderosa.

Victimista

Uno de sus significados es quejarte buscando la compasión y perdón de los demás.

Si todos y cada uno de los empleados de tu organización, departamento o equipo acordaseis desterrar el uso de esa excusa, abriríais la oportunidad de encontrar otra respuesta cada vez que alguno de ellos te pidiera cuentas acerca de la realización de una tarea prometida y no realizada

Las conversaciones entonces devendrían útiles, girando alrededor de tus habilidades de priorización, compromiso y ejecución. Y la buena noticia es que son habilidades, y por tanto pueden desarrollarse sin límite

Tales conversaciones aportarían irremisiblemente luz sobre tu potencial de mejora en esas (y otras) habilidades, así como la conveniencia de su desarrollo para mejorar tu productividad y bienestar. Las organizaciones se ocuparían entonces en facilitar a sus colaboradores el desarrollo efectivo de esas habilidades tan básicas, simples y nucleares.

Si observas que la cuenta de resultados de tu organización no recoge el número de tareas realizadas, sino únicamente el valor del resultado de las tareas realizadas, entonces la productividad no consiste en hacer más tareas en menos o el mismo tiempo, sino en identificar, comprometer y ejecutar eficazmente sólo las tareas que aportan más valor para tu organización.

El tiempo

El tiempo no es una habilidad y, si reflexionas lo suficiente, tampoco un recurso en la mayoría de las actividades de las organizaciones que operan en la sociedad del conocimiento.

El tiempo es sólo un constructo que hemos inventado los humanos, útil para poder ordenar los eventos en el pasado y en el futuro. Lo hicimos cuando fuimos conscientes de que el presente es tan fugaz.

Recuerda que tus acciones tienen lugar, exclusivamente, en el presente. No suceden en el pasado ni en el futuro. De hecho no vives en el pasado ni en el futuro. A veces piensas en lo que has hecho (pasado) y en lo que vas a hacer (futuro), y en ambas situaciones lo haces en el presente. Tu vida es muy fugaz. Tan fugaz como el (momento) presente.

¿Nunca te has preguntado por qué son tan inútiles los cursos de gestión del tiempo?

Las malas noticias son que el tiempo, al tratarse de un elemento inventado, es externo a ti, y por eso no puedes gestionarlo.

Y las buenas noticias son que lo que sí puedes gestionar es lo que elijas hacer (acciones), y eso involucra la gestión de tu atención, energía y las habilidades anteriores, todo ello gestionable por ti.

¿Quieres elegir dejar de hacerte la víctima, echándole la culpa al tiempo, y hacerte responsable del desarrollo de tus habilidades?

Jaime Bacás, socio de Atesora Group