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España es el país europeo con más ascensores. Según los últimos datos recogidos por la Federación Empresarial Española de Ascensores (FEEDA), en España en 2017 había más de un millón de ascensores instalados, siendo una herramienta básica en la mayoría de edificios de nuestro país. Debido a su uso continuado, y en algunos casos a su antigüedad, el mantenimiento eficiente de los equipos de elevación se ha convertido en una necesidad, no sólo por y para la seguridad de los usuarios, sino también para evitar gastos extraordinarios que puedan suponer inversiones elevadas.

Con la entrada en vigor, hace 6 años, del Real Decreto 88/2013 el titular de un ascensor es responsable de mantenerlo en buen estado de funcionamiento durante todo el tiempo que éste pueda ser utilizado. Legisla la necesidad de suscribir un contrato de mantenimiento con una empresa conservadora de ascensores, siendo ésta la única autorizada en realizar el mantenimiento del mismo.

¿Qué se entiende por mantenimiento de un ascensor?

El mantenimiento de un ascensor, según norma UNE-EN 13015:2002+A1:2008, comprende todas aquellas operaciones necesarias para asegurar el funcionamiento seguro y deseado del ascensor y sus componentes durante toda la vida útil de los mismos, incluyendo:

  • lubricación y limpieza
  • comprobaciones
  • operaciones de rescate de pasajeros
  • operaciones de colocación y ajuste, y reparación o cambio de componentes debido a desgaste o rotura y que no afectan a las características de la instalación

Y excluyendo:

  • cambios de componentes principales: máquina, cabina, cuadro de maniobra o componentes de seguridad
  • reemplazamiento de la instalación,
  • modernización de la instalación, y operaciones de rescate realizadas por bomberos

¿Qué tipo de contrato de mantenimiento firmar?

¿Básico? ¿Parcial o con franquicia? ¿a Todo riesgo? Una de las principales diferencias entre éstos es su cobertura ante la necesidad de reparación y sustitución de piezas y componentes del ascensor.

El contrato de mantenimiento básico abarca las tareas de lubricación, limpieza y comprobaciones, y las operaciones de rescate de pasajeros, de colocación y ajuste; pero excluye las reparaciones o cambios de componentes por desgaste o rotura. De manera que, cada reparación o cambio de componente acarreará una factura adicional a la del contrato de mantenimiento.

En el parcial algunas de las reparaciones o cambios de componente están incluidas, siendo asumidas por la empresa conservadora del ascensor, pero otras deberán ser asumidas por el titular del ascensor.

Y, por contra, con un todo riesgo es la propia empresa conservadora de ascensores la que asume todos estos gastos, sin costes extras para el titular del ascensor y, por tanto, a priori evitando sorpresas económicas. Por ello, una gran cantidad de titulares de ascensores se decantan por esta alternativa. Sin embargo, cabe destacar que la sustitución de componentes principales o de seguridad por fin de vida útil, pueden no estar contempladas dentro del alcance de estos contratos, aún y siendo a todo riesgo.

¿Todo son ventajas en un contrato de mantenimiento a todo riesgo?

La dura competencia entre las empresas de conservación de ascensores ha supuesto un significativo descenso de los precios de los contratos de mantenimiento. Esto pone en valor la importancia de un correcto análisis de costes a futuro por parte de las empresas de mantenimiento de ascensores ante la presentación de una oferta de mantenimiento. En base, tanto al estado como a la antigüedad del ascensor, deben estimar los costes de reparación o cambio de componentes futuros para poder valorar el coste real del mantenimiento ofertado.

Una errónea evaluación de estos costes deriva en pérdidas económicas para la empresa de mantenimiento de los ascensores, de manera que cada reparación o sustitución no contemplada, por pequeña que sea, supone reducir el beneficio económico.

En algunos casos, esta situación puede conllevar la decisión de no sustituir determinados componentes que, aún y estando en mal estado, permiten el funcionamiento de la instalación. Esto puede derivar a futuro en problemáticas con componentes principales o de seguridad no contemplados dentro del contrato y, por tanto, suponiendo costes extraordinarios para el propietario de la instalación.

¿Cómo saber si el mantenimiento es correcto?

Una evaluación de estado y auditoría periódicas del mantenimiento le permitirá conocer la situación real de sus equipos de elevación, así como del mantenimiento realizado, obteniendo:

  • medidas a adoptar para aumentar la calidad del mantenimiento, equiparándola a la contratada, (cumplimiento del contrato);
  • requisitos de reparación y/o modernización a tener en cuenta, en base a estado y vida útil de cada uno de los componentes;
  • y, en procesos de cambio de empresa de conservación, medidas correctoras a reclamar a la empresa saliente y estado de la situación de la instalación a la entrante.

Un contrato de mantenimiento a todo riesgo no es sinónimo de tranquilidad. La evaluación de estado y auditoría periódicas del mantenimiento, por una tercera parte imparcial e independiente, permite reducir la preocupación de los titulares de las instalaciones.

David Cisneros - Consultoría elevación / Lift Consultancy.

Fuente: TÜV SÜD - ATISAE

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