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Las mujeres suponen solo el 30% de los profesionales que trabajan en el sector de la Tecnología en los países del Grupo de los Siete -conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido-. Además, en estos países, la industria tecnológica registra peores resultados en materia de igualdad que el promedio de los demás sectores. Y de cada cinco estudiantes de carreras relacionadas con las Tecnologías de Información, solo una es mujer, y la brecha salarial en el sector alcanza el 18%.

Todos estos datos, extraídos del Women in Work Index 2020 -un estudio que elaboramos anualmente para medir la integración de la mujer en el mercado laboral-, indican que la inclusión de la mujer conlleva retos y oportunidades específicos en el sector tecnológico. ¿Cuál es el origen de esta subrepresentación? ¿Qué medidas pueden impulsarse para cambiar el curso de las cosas?

  • Estereotipos de género y falta de modelos femeninos: Los estereotipos de género y el prejuicio de que la tecnología, tanto como dedicación profesional, como producto, es más para los hombres que para las mujeres, pueden contribuir a la desigualdad de género en el sector, y que la mujer esté menos presente en este. Estos estereotipos pueden desanimar a las mujeres a iniciar una carrera en el mundo tecnológico y a adquirir conocimientos digitales desde una edad temprana, lo que limita el pipeline -o la cantera- disponible de mujeres en este tipo de carreras. La falta de mujeres ‘senior’ en la tecnología supone una menor visibilidad de estas en el sector, y también, que las mujeres más jóvenes carezcan de tutorías y mentoring para recibir orientación y asesoramiento, y así, apoyar su progresión profesional.
  • Habilidades y formación: La adquisición de conocimientos técnicos, como el cálculo y los temas relacionados con el STEM, es crucial para asumir roles técnicos en el sector de la tecnología. Sin embargo, las mujeres tienden a formarse menos en estas habilidades, a pesar de que no existan diferencias de género en cuanto a la capacidad para aprenderlas. Esto sugiere que hay otros factores sociales y culturales en el trabajo que influyen a las mujeres en la adopción de estas.
  • Experiencias en el lugar de trabajo para las mujeres: Muchas mujeres se incorporan al sector de la tecnología para desarrollar aptitudes técnicas que les permitan participar directamente en el desarrollo core de productos y servicios. Sin embargo, las mujeres suelen ser derivadas a funciones de ejecución y gestión de proyectos. De hecho, los entornos profesionales del sector tecnológico pueden llegar a fomentar una cultura estereotipadamente. Esto puede llevar a que las mujeres se sientan aisladas o no desarrollen un sentido de pertenencia a este ámbito. Las mujeres también suelen sentirse estancadas en puestos de nivel medio debido a la falta de liderazgo y de oportunidades de desarrollo, y la falta de mentores, patrocinadores y networks pueden hacer que los logros de las mujeres sean menos visibles, lo que puede limitar su progreso.

Cuatro acciones para impulsar el cambio

¿Cómo dar la vuelta a las cosas? Las compañías pueden tomar medidas para promover las oportunidades para las mujeres y mejorar su representación en el sector. A continuación, repasamos algunas áreas de acción.

  1. Desarrollar un ‘pipeline’ de talento femenino: Hay dos cuestiones cruciales para crear una red de talento femenino en el sector tecnológico: contar con referentes femeninos y animar a niñas y jóvenes a desarrollar habilidades STEM y a aspirar a carreras en este ámbito. Las compañías de esta industria y las instituciones del sector público o del tercer sector pueden contribuir a esto colaborando con las instituciones educativas para visibilizar los éxitos de las mujeres en la tecnología y así educar e inspirar a los alumnos y a sus profesores sobre las oportunidades en el sector.
  2. Fomentar una cultura inclusiva en el lugar de trabajo: Crear ambientes de trabajo inclusivos es fundamental para atraer, retener y desarrollar el talento femenino dentro de la industria tecnológica. Las empresas pueden poner en práctica iniciativas como organizar programas de mentoring en los que se contemple la planificación de las carreras profesionales, redes de networking de mujeres, u organizar eventos que sirvan de foro de debate y apoyo. Todas estas medidas ayudarán a estas organizaciones a comprender mejor los problemas a los que se enfrentan las mujeres en el lugar de trabajo y a saber cómo abordarlos. También hay mucho margen para aprender de la experiencia de otros sectores, o en el intercambio de best practices.
  3. Atraer a las mujeres al sector: Contratar más mujeres en la industria de la tecnología es clave para mejorar la representación femenina y para desafiar los estereotipos de género. Las empresas pueden ayudar a conseguir este objetivo asegurándose de que las descripciones de los puestos de trabajo sean neutrales en cuanto al género, y que los equipos de Recursos Humanos también estén equilibrados desde el punto de vista del género. Además, establecer objetivos sobre el número de mujeres que deben ocupar determinadas vacantes se ha demostrado como una forma eficaz de mejorar la representación.
  4. Proporcionar oportunidades para el desarrollo: Una forma en la que las empresas pueden ayudar a crear a canalizar una red o ‘pipeline‘ de talento femenino, o a impulsar las carreras femeninas dentro del sector, es apostando por la formación y la educación. Por ejemplo, a través de programas de ‘retraining‘, o abriendo vías alternativas en la contratación que permitan que los empleados den el salto a roles diferentes. Impulsar programas de formación y desarrollo es particularmente importantes para facilitar el cambio en una industria en la que las funciones técnicas, y especialmente las de nivel directivo, suelen requerir un alto nivel de aptitudes y conocimientos específicos.

A día de hoy, es fácil advertir peligros o deficiencias derivados de la ausencia de puntos de vista femeninos en el sector tecnológico. Desde el desarrollo de productos que no funcionan igual de bien para hombres y mujeres -como el smartphone, diseñado para las manos masculinas-, hasta algoritmos que perpetúan los sesgos de género -como por ejemplo, en los software de reclutamiento, que funcionan a través del escaneo de currículums-.

En definitiva, la Inteligencia Artificial, la robótica y otras formas de automatización están trayendo grandes beneficios a la economía, pero también dosis muy elevadas de disrupción. De la mano de todos está que nadie se quede fuera de estos avances.