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El auge de la tecnología digital ha cambiado de forma drástica el sector financiero. Los bancos ofrecen herramientas de planificación financiera y aplicaciones de para operar en bolsa a través de smartphones y redes sociales; las tecnologías cloud cuentan con una amplia aceptación y la robótica ya está reduciendo los costes y aumentando la calidad de los servicios. Desde 2011, el número de startups en el área de fintech -compañías tecnológicas que compiten con las empresas tradicionales del sector- ha crecido más de un 50%.

Toda esta actividad está generando nuevas oportunidades -y amenazas- de negocio en el sector y ha cambiado drásticamente el papel y la exposición de las áreas de IT de las entidades financieras. Para cumplir las demandas del nuevo mercado –ofrecer productos y servicios digitales competitivos, funcionales, bien diseñados y que lleguen más rápido, a la vez que se reducen los costes y se siguen manteniendo los antiguos sistemas– los departamentos de IT deben ser flexibles, eficientes y ágiles. Pero esto no siempre pasa, lo que está obligando a muchas compañías no sólo a revisar sus estrategias de salida al mercado, sino a repensar y a replantearse su modelo operativo respecto a las tecnologías de la información.

Una de las primeras cuestiones a considerar es la descentralización de las infraestructuras digitales o de las áreas de IT. En la mayor parte de los bancos y de las compañías del sector predominan estructuras de IT centralizadas. Un enfoque se remonta a la época de los servidores centrales y la programación COBOL, cuando la capacidad informática aún era escasa y el departamento de tecnología era una mera función auxiliar. Lo cierto es que la centralización permitió en su día a los bancos aunar recursos, consolidar datos y usar el software de forma más eficiente. Además, el tener una arquitectura de sistemas única permitió a las entidades vertebrar la comunicación en todas las áreas geográficas en las que se encontraban presentes.

Pero estas razones han dejado de ser tan convincentes. En un mundo basado en ‘la nube’, con tecnologías interoperables, sistemas distintos pueden funcionar juntos con mucha más facilidad. Ya no existe un contraste en los estándares globales y locales, porque las capacidades de IT –procesos, prácticas, tecnología y personal– pueden incorporarse en las unidades y en las operativas locales. Si descentralizan la función de IT, las empresas del sector financiero pueden aprovechar las ventajas de lo digital, al tiempo que impulsan una mayor flexibilidad y cercanía al cliente en cada uno de sus negocios.

Algunas compañías están apostando por un sistema mixto, en el que convive una función de IT tradicional en el centro de la empresa y unidades más ágiles en algunas áreas de negocio, con su personal y sus aplicaciones propias. Pero esto sigue siendo el ‘business as usual’, es decir, un departamento de IT aislado del resto de la organización.

Existe una alternativa más eficiente: cambiar, por completo, la estructura de la organización, integrando a los profesionales de IT en las unidades de negocio y poniendo una mayor variedad de aplicaciones a su disposición. Con este sistema de IT integrado, los proyectos relacionados con nuevos productos cuentan su desarrollo digital de forma inmediata, con plazos y presupuestos ajustados. Estos pueden enfocarse a mejorar la presencia en el mercado, a captar y compartir datos y a responder rápidamente al feedback del consumidor.

Lo cierto es que la idea de la descentralización de las áreas de IT ha estado en el aire durante los últimos años, y muchas compañías del sector ya han iniciado este camino. Sin embargo, todavía muchas se resisten a hacerlo por completo, a pesar de que son conscientes de su potencial impacto revolucionario. Pero esta resistencia no durará mucho tiempo.

El debate sobre el valor de la función de IT y su organización está directamente relacionado con otras tendencias en tecnológicas que están poniendo patas arriba el sector entre las que destacan, como señala el informe de PwC Financial Services 2020 and beyond: Embracing disruption, las siguientes:

  • Competencia fintech: Las fintech, con el desarrollo de productos y servicios innovadores, están atacando algunos de los elementos clave en la cadena de valor de las entidades tradicionales, como los préstamos, la financiación personal, los pagos móviles y el dinero electrónico. Estas compañías ofrecen una mejor experiencia de cliente y menores costes de transacción que las tradicionales. En parte porque son nativas online y, en parte, porque tienen menos costes; no arrastran viejas tecnologías, ni modelos de IT centralizados. Recientemente, en Asia, se ha lanzado una app de gestión de patrimonios con cerca de 1.000 productos, todos ellos sin comisiones o tasas. Los bancos de toda la vida necesitan un nuevo modelo operativo de IT más ágil y descentralizado para poder competir; cada línea de negocio debe ser capaz de pensar en clave digital y de aprovechar las oportunidades.
  • Desarrollar productos a partir de los datos: Los avances en el análisis de datos y en el seguimiento del comportamiento digital de los clientes han abierto el acceso a enormes cantidades de datos. Se trata de una enorme oportunidad para desarrollar productos que cumplan e incluso se anticipen a sus necesidades. La inteligencia artificial, el aprendizaje de las máquinas y el análisis de datos impulsarán la fidelización del cliente y el desarrollo de producto durante la próxima década. Pero, antes de poder ofrecer lo que los consumidores quieren, las compañías tendrán que recopilar, interpretar y elaborar estrategias de producto a partir de cantidades ingentes de datos en diferentes versiones y formas. Hoy por hoy, las empresas del sector que están preparadas para esto son pocas. En un modelo descentralizado de IT, cada unidad de negocio puede compartir los datos que recabe con las demás, pero, al mismo tiempo, aplicarlos para estar más cerca del cliente.
  • Plataformas y APIs: Los servicios basados en la nube van a hacer posibles nuevos tipos de aplicaciones interconectadas. Algunas serán específicas de unos bancos, pero otras serán accesibles para todos y desarrolladas por Amazon, Microsoft, Google y nCino. Cada vez más, estas plataformas también incorporarán el aprendizaje automático y formas de seguimiento de las transacciones de tipo blockchain, ocupándose de todo lo relacionado con el registro de tareas, y permitiendo que las entidades se centren en diferenciarse.
  • Replanteamiento y localización: En los últimos veinte años, las entidades financieras en el mundo occidental han externalizado tareas auxiliares y repetitivas en otras regiones más baratas, como China, India o Polonia, lo que ha requerido de la creación de enormes funciones centralizadas de IT que las apoyen. Sin embargo, a medida en que los costes de personal aumentan y la robótica y el lenguaje tecnológico se perfeccionan, se están trayendo de vuelta este tipo de tareas. Esto hace que haya equipos locales de IT que atiendan las necesidades de cada región.