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Vivimos tiempos convulsos y eso nadie lo pone en duda. Ahora bien, dentro de lo incierto del panorama, existen algunas señales que nos pueden invitar al optimismo para lo que queda de este 2020 y algunas que no tanto. Vamos a analizarlas.

Si en algo coinciden todos los expertos es que las previsiones de recuperación que tenemos por delante se parecen más al logotipo de Nike que a una V pronunciada: es decir, una caída en picado con una lenta subida. Hay quien incluso cree que en lugar de una única caída puede haber dos, convirtiéndose el vértice en una W. Todos en cualquier caso supeditan sus previsiones a la evolución de la pandemia, a la posibilidad de rebrotes y a la existencia o no de una vacuna. En lo que sí coincide la gran mayoría es en vaticinar una recuperación a medio/largo plazo, no a corto, y algunos incluso datan los números negros para no antes del último trimestre del 2023: “Estamos dentro de una coyuntura que no va a durar seis meses. Seguramente se prolongará hasta finales de 2023. Pensar que podamos volver a como estábamos previamente al lockdown antes de esa fecha es una locura”, sentencia Antonio Fontanini, Chief Experential Officer de Opinno y profesor de EOI. Veamos cómo se presenta el panorama.

Señales para el optimismo

Ayuda europea. A mediados de julio, la Unión Europea firmó un acuerdo histórico que anunciaba una emisión conjunta de deuda para crear un Fondo de Recuperación, el Next Generation EU, de 750.000 millones de euros, de los que 390.000 millones se destinan a subvenciones a fondo perdido y el resto en forma de préstamo. España recibe 140.000 millones de euros, 72.200 en ayudas directas, que deben ir destinados a apoyar las reformas estructurales que permitan el cambio de modelo productivo, propiciado por la transición ecológica, la sostenibilidad y la digitalización. El dinero se entregará entre 2021 y 2023, de manera que en esta segunda mitad del 2020 no tendrá una visibilidad inmediata, pero su efecto tractor es innegable.

Acelerón digital. El presidente y fundador de Barcelona Tech City y coCEO de Antai , Miguel Vicente, cree que el confinamiento ha acelerado cinco años la transformación digital de la economía. “La solución para la recuperación pasa, pues, por apostar por la tecnología y por la digitalización en la reconstrucción”. Y este acelerón digital se ha trasladado al auge del ecommerce, porque, como recuerda Gloria Claudio, profesora de Economía Española y Mundial de la UFV , “ha permitido cubrir gran parte de la demanda que no podía ser atendida por el comercio tradicional”.

Según el Estudio eCommerce 2020, de IAB y Elogia, casi el 93% de la población entre 16 y 70 años se ha conectado en algún momento a internet en este ejercicio y el 72% ha realizado alguna compra online. En palabras de Daniel Soriano, director del Centro de Emprendimiento e Innovación del IE Business School , “ahora hay profesionales y segmentos de población más mayor que ha tenido que cambiar al canal digital”.

Más sostenible, más compromiso, más ecológico. Una de las consecuencias más inesperadamente felices de la pandemia fue comprobar cómo a las pocas semanas de paralización de la actividad humana, la naturaleza volvía a recuperar terrenos y posiciones perdidas. Esta capacidad de recuperación del medio ambiente es un auténtico espaldarazo a todas aquellas empresas y sectores vinculados a la economía circular y sostenible como modelo de negocio y como apuesta de valor. El emprendimiento con propósito adquiere carta de naturaleza obligada. A este impulso también contribuirá el apoyo del Fondo de Recuperación a los programas relacionados con la transición ecológica, la sostenibilidad y la economía del cuidado.

Nuevas formas de trabajo. El teletrabajo, que era una opción minoritaria, ha venido para quedarse demostrando que es más limpio y más conciliador. Este impulso al teletrabajo va a propulsar también todo el sector de la tecnología y la gestión en remoto, los equipos domésticos y el cloud. Y representa una nueva forma de relación laboral donde se prime más el trabajo por proyectos y el trabajo cooperativo. “Además, el coronavirus nos ha recordado la importancia de estos trabajos que necesitan compasión, empatía, creatividad, estrategia…”, concluye Soriano.

El liderazgo femenino llega para quedarse. El éxito en la gestión de la crisis de países como Alemania, Noruega, Nueva Zelanda, Islandia, Finlandia, Taiwan y Dinamarca, todos ellos gobernados por mujeres, ha puesto en evidencia la eficacia de un estilo de gestión femenino: “han demostrado hasta qué punto es más efectivo el liderazgo femenino basado en la transparencia, en la veracidad, en la cooperación, en la tecnología con datos fiables, en el amor como base del liderazgo”, explica Fontanini.

La España vaciada se repuebla. De repente, el imán que representaban las grandes urbes desaparece y la gente busca rodearse de naturaleza, tanto con vistas a un posible nuevo confinamiento como por huir de las aglomeraciones humanas tan susceptibles de provocar rebrotes. El teletrabajo también ha contribuido a promover esta vuelta al campo. Esto puede suponer un importante impulso para la economía de las zonas más despobladas que estaba viéndose muy castigada por el éxodo hacia las ciudades.

Despliegue del 5G, IoT, Inteligencia Artificial…Y, por ende, de los modelos no touch (telemedicina, elearning…) apoyados en esas nuevas tecnologías que, como insiste Fontanini, “permiten hacer abundante lo escaso y tener muchas más cosas a mucho menos coste. Como no podemos permitirnos pagar un sueldo a cada uno, sí podemos dar una sanidad, un entretenimiento, una educación universales”, insiste Fontanini. “El big data, la ciberseguridad, la robótica son sectores que acelerarán aún más si cabe su protagonismo en el modelo económico y que ahora, más que nunca, se muestran imprescindibles en la lucha contra la pandemia y en el desarrollo del nuevo escenario nacional e internacional”, señala Gloria Claudio.

Explosión creativa. Todas las crisis traen consigo grandes oportunidades, grandes cambios y una gran explosión creativa. En este caso más, porque nos ha obligado a estrujarnos las neuronas para poder abastecer de arte, entretenimiento, educación, necesidades básicas y salud de forma digitalizada y hacerlo además de forma casi universal. Y eso va a provocar importantes cambios estructurales. “Dentro del sector de la educación, por ejemplo, es necesario encontrar nuevos modelos pedagógicos basados en tecnologías que permitan situar al alumno en el centro”, concluye Barrio.

Sectores en alza. “Tanto el sector agrario como la industria agroalimentaria, que suponen el 6,6% del empleo en España, han sido capaces de dar respuesta en situaciones muy difíciles a un aumento de la demanda derivada de la pandemia. También han mostrado una fortaleza en esta situación crítica sectores de prestación de servicios de energía, agua y telecomunicaciones. En los próximos meses, todo apunta a que la mayor demanda de teletrabajo y prestación de servicios a empresas puedan beneficiar a estos sectores donde también podemos encontrar importantes oportunidades. El Covid-19 ha puesto claramente de manifiesto las debilidades y fortalezas de un sector sanitario que concentra un 7,7% del empleo. En el futuro inmediato veremos una sociedad más concienciada de la necesidad de destinar recursos al sector sanitario y a la investigación biomédica y necesariamente serán uno de los destinos prioritarios y donde puede haber más oportunidades”, insiste Claudio.

Patriotismo industrial. El fabricar todo en China ya no es sostenible porque lo que hemos visto es que, cuando se bloquean las fábricas allí, se bloquean sectores enteros de la economía aquí en España, como vimos por ejemplo con el colapso del material sanitario de protección o con el sector del automóvil.

Otras señales para el pesimismo

Caída del PIB y aumento de la deuda: “Somos el país donde más va a caer el PIB y más déficit va a haber. Tenemos problemas estructurales serios a los que se añaden los de la pandemia. La deuda pública se dispara, llegaremos al 125% del PIB y esto desangra las arcas estatales”, señala Juan Carlos Higueras. “El país se enfrenta a la mayor crisis sanitaria y económica desde la Guerra Civil. Y lo hace, partiendo de una deuda pública que al inicio de la crisis era del 97% del PIB, una tasa de paro del 14% y un déficit estructural del 3% del PIB, todo ello unido a unos exigentes requerimientos de gasto público a los que hacer frente. Por tanto, aún en el escenario optimista de una recuperación rápida de la actividad económica en 2021, lo cierto es que nos enfrentaremos a una situación muy difícil con fuerte pérdida de capacidad de crecimiento, una fuerte subida del paro y de la deuda pública”, confirma Gloria Claudio.

Aumento del desempleo. En efecto, “el paro seguirá aumentando hasta alcanzar probablemente un 20% o un 25% del desempleo. Es necesario reactivar el mercado de trabajo flexibilizándolo desde el punto de vista del empresario”, explica Higueras. Josep Lladós, profesor de Economía de la UOC , habla de la pérdida de horas trabajadas: “en el primer semestre perdimos el 4,5%. En el segundo semestre la caída será mayor. En el tercer trimestre el despido y los ERTES han seguido aumentando. Ha habido hasta 3,5 millones de trabajadores en ERTE y un millón que ha salido directamente al despido. Es probable que estos expedientes vayan revertiendo, las cosas cambien, algo que veremos en diciembre. Pero también lo es que hay un ajuste muy a la brava con trabajos muy precarios. Es posible que nos encontremos con un desempleo estructural que suba dos puntos”.

Sectores críticos. “Entre los sectores más fuertemente perjudicados, nos encontramos con el sector servicios donde actividades como el turismo (12% del PIB), el comercio (17,1% del empleo total) y la hostelería (7.5% del empleo total) se enfrentan a una crisis de magnitud incalculable donde muchas empresas corren un riesgo real de desaparecer”, explica Claudio. Según Hosteltur, el turismo (en el que están incluidas muchas de las actividades de los otros dos sectores) superará los 40.000 millones de pérdidas, en gran medida por la caída del turismo internacional y la paralización del nacional.

Subida de impuestos. Algunos expertos insisten en realizar políticas fiscales expansivas. “En todos los países del entorno están apostando por la bajada de impuestos para inyectar liquidez a las familias y a las empresas y en España se han anunciado subidas. Si te desangras no llamas a un vampiro para que venga a ayudarte. Esto es lo mismo: no puedes tomar decisiones de tipo estructural, como es el salario mínimo vital, por una razón coyuntural, porque puedes encontrarte que desangras el sistema,” insiste Higueras. Algo en lo que coincide Lladós: “sería necesario una bajada de impuestos: o invierto o doy dinero para mejorar los ingresos familiares”.

Paralización del consumo. Como señala Josep Comajuncosa, profesor de Economía de ESADE y coautor del citado Informe Económico Financiero, “parece que la demanda y el consumo de las familias se recupera de forma general en muchas economías, como es el caso de EEUU, pero en España esta recuperación va mucho más lenta y depende mucho de las medidas de estímulo al consumo que se establezcan. Medidas como los ERTE o el salario mínimo vital buscan ayudar a mantener el consumo de las familias”. Mientras tanto lo que estamos viendo es un repunte del ahorro en previsión de lo que pueda pasar.

Privacidad en entredicho. Uno de los grandes fantasmas de la gestión del Covid ha sido el relacionado con los problemas de privacidad que podrían ser inherentes al control de la pandemia. En la base de esta leyenda negra están muchas de las teorías conspiranoicas que acusan a los estados y a los grandes holding digitales de querer apropiarse de los datos de los ciudadanos ocultos bajo la apariencia de apps para la trazabilidad de los contactos. Fontanini reivindica en este sentido el importante papel que puede jugar Europa al respecto: “Siempre se dice que Estados Unidos hace la tecnología más rápida, China la hace más grande y Europa la hace más justa. Pues al final se trata de hacer respetar los derechos de los individuos”.

Incertidumbre crónica. “El análisis económico está lastrado de una extraordinaria incertidumbre cuyo acierto dependerá de cómo y cuándo se supere la pandemia. La situación se apoya en la incertidumbre y eso hace que sea imposible hacer previsiones sobre la duración y la intensidad de la crisis”, insiste Claudio. En palabras de Soriano, “la incertidumbre lleva a la contracción de compras y de las operaciones. Dado que España se basa en pymes, éstas son más vulnerables a crisis como ésta porque no tienen colchón para superar estas situaciones”. A esta incertidumbre crónica hay que unir el aumento de fobias como la agorafobia (el temor de la gente a verse rodeada de otras personas) o incluso la claustrofobia (el temor a espacios cerrados) que pueden condicionar la recuperación de algunos sectores como el de los eventos, los espectáculos, la hostelería…

Pérdida de confianza. Está íntimamente relacionada con la incertidumbre y puede tener efectos en doble sentido. Por un lado, frenando las rondas de inversión: “las startups tienen que cumplir una serie de hitos para que los inversores confíen en ellos y ahora mismo esos hitos se retrasan y, por tanto, se retrasan las rondas de financiación. Hemos visto startups no afectadas directamente por el Covid que, sin embargo, se han visto afectadas por esta situación de incertidumbre,” insiste Soriano. Y por otro, frenando las propias acciones empresariales: “el empresario necesita mejorar las expectativas para arriesgar. El primer paquete de ayudas ha ayudado a parar el golpe inyectando dinero, aunque endeudándonos muchísimo. Ahora llega una segunda fase en la que el Estado tiene que invertir donde haya más rentabilidad económica y social. Esas medidas nos van a permitir crecer más rápido”, explica Lladós.

Burbuja bursátil. “Las bolsas están mirando hacia otro lado. Es el primer caso de la historia donde hay tantas economías en recesión y, sin embargo, la renta variable sólo busca alegrías. Hay empresas sobrevaloradas. Me preocupa que la economía real vaya por un lado y las bolsas por otro. Nunca ha habido tantas bolsas en máximos sin que haya realmente una consistencia. Aquí hay una enorme burbuja que va a explotar. Si tú miras en Google Trend palabras como gambling, apuesta, juego ves que llevan exactamente la misma tendencia que inversiones”, insiste Fontanini.

Quiebra en cadena. “Los meses de inactividad han tenido un efecto asimétrico en los sectores económicos que ha llevado a algunas empresas a la insolvencia, como las empresas aeronáuticas, que necesitan ayudas directas de los gobiernos o inyecciones de capital del sector público. Es más que probable que veamos empresas que dejarán de ser viables y quebrarán, ¿cuál va a ser el efecto de estas quiebras sobre otras empresas y sobre el sector financiero? Es difícil de prever”, concluye Comajuncosa.

Evolución de la crisis. “La economía mundial se encuentra en una situación nueva que no se parece al crack del 29 y a su burbuja bursátil, ni a la crisis del 73 y a la escalada de los precios del petróleo ni a la crisis de 2008 y a su burbuja inmobiliaria. Todas las estimaciones son muy pesimistas”, insiste Claudio. La evolución de la economía española va a estar vinculada a la evolución del resto de las economías. El intercambio comercial con países como EE.UU., Brasil, Rusia o China se ha visto muy afectado por los efectos directos de la enfermedad. En el momento en que las grandes economías empiecen a mejorar es muy probable que el resto de los países, incluido España, también lo hagan.

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